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JASON

Espere en la cocina, sentado en un taburete de la isla a que viniera Alessia.

Tardó más tiempo de el que suele tardar, pero bueno, no la culpo, a saber lo que ha pasado con esos gilipollas.

Al rato vino a la cocina, tenía el pelo todavía húmedo y llevaba una sudadera bastante grande y unas mallas, se sentó en frente mía con una rodilla en el pecho y el otro pie doblado debajo del culo, no se cómo explicarlo pero esta chica siempre se sienta de formas muy raras, seguro que es super flexible.

No tenía buena cara, la verdad, estaba pálida.

—¿Estás bien?

—Si, ya estoy mejor

—Cuéntame qué tal

—Fatal, están pirados, me han obligado a ponerme el collar y a traérmelo de vuelta a casa, y te lo juro que cuando me lo he puesto me estaba dando unas malas vibras que flipas. Y el hijo...ese chaval está enfermo, seguro que va a ser peor que su padre —se puso un mechón de pelo detrás de la oreja y vi que tenía un dedo, bueno, la zona del nudillo que une el dedo con la palma, moradísimo e hinchado—

—¿Y esto? —le cogí de la mano con cuidado para vérselo mejor—

—El hijo —no se por qué pero me cabreó mucho saber que un chaval le ha hecho eso a posta—

—¿Qué pasó?

—A ver, te cuento —seguía mirándole el dedo para ver si lo tenía roto o que, pero sin tocarla porque no quería hacerla daño— llegamos allí, cenamos, esas cosas, yo no me enteré de nada de lo que hablaban, y encima estuve aguantando toda la cena al hijo, que es un gilipollas y no paraba de sobarme el pelo y las manos. Pues bueno, se piraron mi padre, tu padre y los otros dos rusos a hablar algo. Me llamaban por teléfono y fui a cogerlo pero no me dejó y empezó a doblarme el dedo y a amenazarme diciendo que si ponía cara de dolor me lo iba a cortar y que le gustaba porque no estaba asustada y que podía morir y que como no le tuviera "contento" me iba a matar, en fin, esas cosas mientras me doblaba el dedo, hasta que crujió —de verdad que me enfadaba que le hicieran eso a ella, se que no nos llevamos muy bien pero ahora que sus padres son asociados de los míos tengo que llevarme bien, y si se lo hacen a alguien que se lo merece pues bueno, pero ella en realidad no ha hecho nada y la están usando todos—

—Joder...qué cerdos, ¿pero estás bien?

—Si, estaba asustada obviamente, pero por otra parte tampoco podía hacer nada para cambiar lo que fuera a pasar así que estaba tranquila.

—Probablemente tengas el dedo roto, ¿puedo tocarlo?

—Si, si, claro —empecé a tocar con cuidado por la zona de los moratones y ella estaba poniendo caras de dolor, pero no decía nada—

—No quería hacerte daño...pero si, tiene toda la pinta de estar roto, deberíamos ir al médico —ella suspiró—

—No me apetece una mierda...vamos mañana por la mañana, por favor

—Tenemos clase, y no deberías dejarlo mucho —no entiendo por qué cojones me preocupo ahora tanto por ella—

—Vamos pronto, como si fuera a la primera hora de clase, y luego vamos a la uni

—Vale —me sonrió y se sentó en la mesa para abrazarme— gracias...—no sabía cómo reaccionar, demasiado...contacto— ¿y qué piensas hacer con Liam? —se quedó sentada en el borde de la isla y yo de pie en frente suya, esto me recordaba a cuando nos liamos en el baño y se me estaba poniendo dura...mierda, contrólate tío—

—No se, tampoco tengo pruebas de nada, a lo mejor simplemente le gustas y quería forzar el encuentro contigo, pero aún así vamos a tener cuidado. Tú sigue con él como siempre, pero intenta no quedarte sola con él

Amor como una balaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora