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Las manos le tiemblan al acercarse el cigarro a la boca. Están frías y rojas, más huesudas que de costumbre, y le lleva varios intentos conseguir que la llama prenda del mechero. Hoy es un día especialmente frío en Londres, aunque apenas ha parado de nevar desde que entró diciembre. Nesta busca algo de calor en el anorak que la envuelve mientras aspira los últimos resquicios de tabaco y consulta de nuevo la hora. Son las nueve y media de la mañana, lo que significa que el colegio debería de llevar más de dos horas abierto. Sin embargo, su aspecto es más que deprimente. La entrada está cubierta de nieve y barro, y apenas se vislumbra luz en su interior.

Aguantando la respiración, reprime el impulso de volver sobre sus pasos mientras emprende la marcha por los lúgubres pasillos del edificio. Le gusta pensar que el incómodo silencio se debe a las vacaciones de navidad y a que la mayoría de los ensayos se realizan por la tarde, y no a que se esté acercando su inminente final. Si cierra los ojos con fuerza, todavía es capaz de sentir la cruda felicidad -y el alivio, el maldito alivio de no haber desperdiciado una vida entera- que la invadió años atrás al recibir y abrir y leer su carta de aceptación del Royal Ballet School; una de las mejores escuelas de ballet del mundo.

También recuerda que tardó exactamente una semana y media en anunciárselo a su familia, y sólo porque antes quiso asegurarse de que no se trataba de ningún error, y que el hecho de mudarse a la otra punta del país para perseguir su sueño era algo que de verdad podía y quería hacer. El ballet siempre ha sido su más fiel amigo, el que le ha acompañado tanto en lo bueno como en lo malo, y aunque Nesta se ha dedicado a él en cuerpo y alma con sumo gusto, no es nada ajena al sufrimiento, sudor y lágrimas que éste conlleva. La soledad, la frustración y el no sentirse nunca lo suficientemente buena son sentimientos con los que lleva conviviendo demasiado tiempo.

Sin embargo, es feliz. Ha escogido la opción correcta -se ha arriesgado y ha ganado-, y gracias a ello es más feliz de lo que ha podido pensar o imaginar nunca. Incluso si lo único que ha hecho en estos tres últimos años ha sido bailar, dejar un trozo de sí misma en cada ensayo y acabar las clases tan cansada y con los pies tan doloridos que los baños de hielo se han convertido en su pan de cada día. Porque le encanta la paz que la música le proporciona a su mente, la armonía de los movimientos y la belleza etérea de la danza clásica. Porque la hace sentir bien, viva, y porque todo merece absolutamente la pena.

Es por eso, entre otros motivos, por lo que ahora mismo está tan aterrada. Aunque intenta prepararse para el día en el que tenga que seguir el camino de la mayoría de sus antiguas compañeras (volver a casa, buscar trabajo en alguna cadena de comida rápida y colgar sus zapatillas de media punta), a Nesta le da pánico la mera idea de pensar en ello más de un par de segundos. El simple pensamiento de no ensayar y practicar todos los días en aquel magnífico colegio le rompe el corazón en mil pedazos, y en este preciso instante todo parece estar peligrosamente cerca de irse a la mierda. Sus sueños, sus aspiraciones, sus amigas y su vida; todo aquello por lo que lleva años luchando.

De repente, la puerta del director se materializa frente a su nariz sin permiso. Es de color caoba, tiene varios arañazos en el marco y una placa dorada en el centro que anuncia ''Despacho, Dirección'', lo cual no es en absoluto inspirador. ¿Qué pasaría si vuelve a casa y finge que no ha leído el correo? Nesta no tiene ni la más remota idea de por qué el director le ha pedido que acuda ''lo más pronto posible'' a su oficina, aunque tampoco está segura de querer averiguarlo. Su cerebro lleva toda la noche y gran parte de la mañana haciendo conjeturas de todo tipo, y cada una siempre peor que la anterior. Todas parecen compartir un solo y único final; su remplazo como bailarina principal. Y Nesta siente unas inmensas ganas de vomitar.

—Oh, ya estás aquí. Adelante —escucha como la invita a pasar una voz grave y familiar, a pesar de no haber tocado siquiera a la puerta. Maldiciendo para sus adentros, se introduce con pesadumbre en la habitación. Ha perdido su última oportunidad de escapar.

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2022 ⏰

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Pas de deux ; nessian fanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora