Capitulo 26

2.9K 247 69
                                    

Hajime abrió los ojos lentamente y se quedó viendo la cabeza rubio-platinada en su hombro. El cálido cuerpo de Inupi estaba pegado a lo largo del suyo, su pierna colgada sobre el muslo de Hajime. Todavía estaba dormido. Las pestañas largas y pálidas revolotearon, pero no se abrieron.

Inupi sonrió un poquito en su sueño, apretando su brazo alrededor de la cintura de Hajime.

Estaban desnudos. Por supuesto que estaban desnudos: tuvieron sexo. Y esta vez no podría reclamar estar borracho o confundido. Esta vez no había sido un participante pasivo. Lejos de eso.

Hajime apretó la mandíbula. Se había prometido que no viajaría a Rusia para joder la cabeza de Inupi de nuevo. No debería haber habido ningún joder involucrado, punto final. Sin embargo aquí estaba, desnudo, con su igualmente desnudo mejor amigo sobre él luego de haber sodomisado a dicho mejor amigo. Su mejor amigo que estaba enamorado de él. Su mejor amigo cuyo corazón no podía romper. Esto no podía volver a pasar… mientras no estuviera seguro de qué demonios quería.

Inupi hizo un arrullador ruidito suave, suspiró y se movió en su sueño.

Con el pecho hinchado de afecto, Hajime no pudo evitar inclinarse y acariciar el cabello de Inupi. Cristo, lo extrañaba: como se sentía, como olía, todo cálido y perfecto, y Inupi. Besó la frente de Inupi, preguntándose cómo podía sentir tan cruda adoración ahora, cuando hace unas horas folló a Inupi más brusco de lo que había follado a nadie en su vida. Estos deseos y pensamientos conflictivos lo habían estado enloqueciendo por semanas. Por meses. No podía unirlos ni deshacerse de ninguno de ellos.

Se preguntó qué habría pasado si Rindou no hubiera desaparecido. Le gustaría decir que se habría mantenido alejado de Inupi pero, en el fondo, se conocía mejor. Por cómo habían ido las cosas, hubiera aguantado un par de semanas más antes de buscar a Inupi y volver a adherirlos juntos, al carajo con el sentido común.

–Si frunces el ceño más fuerte, tus cejas se unirán en el medio.

Hajime miró a Inupi y se encontró con sus ojos cerrados.

–¿Estás despierto?

Inupi bostezó y se hundió más a su lado.

–No.

Riéndose, Hajime pasó los dedos por el cabello de Inupi.

–Inupi.

–No –El pie desnudo de Inupi se deslizó por la pierna de Hajime.

Hajime se tensó, sus suaves emociones desvaneciéndose mientras que el otro sentimiento se hacía cargo. El cambio fue tan rápido que lo dejó algo desorientado. Ahora, en vez de los sentimientos cálidos y difusos por abrazar a su mejor amigo, se sentía completamente caliente, muy consciente de toda la piel suave y pálida a disposición. Descubrió a su mano moviéndose por la pierna de Inupi, acariciando su muslo ligeramente antes de asentarse en una nalga perfectamente redondeada. A diferencia de él, Inupi era suave por todas partes, su piel suave como la seda.

–Alguien está toquetón –Inupi murmuró, mirándolo por debajo de sus pestañas.

–¿Te afeitas aquí abajo o algo? –dijo Hajime, apretando los glúteos de Inupi, e intentando distraerse de la necesidad de jalar esas tonificadas piernas largas sobre sus hombros y volver a entrar en Inupi.

Inupi se rió, pasando sus dedos por el escaso pelo negro en el estómago de Hajime.

–Nop. No tengo –La mano de Inupi se deslizó más abajo y se envolvió en torno a la erección de Hajime con familiaridad casual.

Pero no había nada casual en la forma en que Inupi la miraba. Inupi se humedeció los labios con la lengua.

–Creo que extrañé más chuparte la polla de lo que te extrañé a ti.

COUPS - KokoNuiWhere stories live. Discover now