20. Souvenir [parte 1]

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        La vida bajo las leyes nunca ha sido un trabajo fácil, las personas solo ven a sacos con trajes caminando dentro de los pasillos de juzgados dispuestos a defender u oponerse en casos de distinta índole, asesinatos, atentados civiles, crímenes por venganza, robos, accidentes de auto, negligencias, violencia intrafamiliar, y en el fondo de lo que las personas estudiantes de leyes consideran lo más "fácil" de enfrentar, se encuentran los divorcios. 


         La construcción sociocultural te dice que cuando una pareja no funciona debe separarse, te dice que los hijos no forman parte de una decisión entre padres, existen leyes para proteger la integridad física y monetaria de los divorciados, incluso para trabajar en la estabilidad mental de los hijos. Pero las personas olvidan la utopía amorosa que se crea por inercia cada ser humano desde el primer momento en que se enamora, sucede en casos de matrimonios, sucede con parejas prometidas, con parejas con apenas una semana de conocerse y sucede incluso con aquellos que no terminas por conocer.


        Muy pocas personas quieren hacer el trabajo sucio de ser el martillo que rompe el candado que une a dos personas, pero ahí estaba Choi Seunghyun que a sus 20 años había decidido que ese sería su camino después de que la infidelidad prolongada de sus padres lo dejara sin una figura a la cual recurrir cuando tuviera dudas sobre la vida. Durante esa época, un profesor convenció a sus estudiantes de que las cosas que suceden en nuestras vidas, son 80% por nuestra propia culpa porque son nuestras decisiones lo que nos lleva a determinar lo que pasará y Seunghyun lo supo dos veces y de la peor manera. 



2005, Corea del Sur.  [FLASHBACK]


—¿Qué fue lo que hice para que me odiaras tanto? —Seunghyun tenía sus ojos tan cristalizados que los vidrios de sus anteojos se empañaron pero tan pronto intentó acercarse a la mujer que frente a él tiraba ropa dentro de una maleta, esa misma mujer que llevaba horas sacando cosas de la casa, prácticamente una mudanza. —Preciosa, solo quiero hablar y que lo solucionemos. —Ella lo abofeteó. 


—¡No me digas así! No quiero nada, simplemente ya no te amo y no voy a fingir que lo hago solo para no arruinar tu corazón, ¿crees que me importa? ¡Te odio! —Ella gruñó de mala gana tirando toda la ropa hacia unas bolsas, llevándose con ella algunas carpetas, documentos y cajas que Seunghyun sabía contenían todo su dinero bancario, dinero que él mismo por amor había dejado en poder de ella. —Deja de llorar como un marica, es por eso que cualquiera es mejor que tú.


—Lo sé, cualquiera es mejor. —Él sonrió levemente a pesar del dolor que se instalaba en su pecho porque él si seguía enamorado y estaba haciendo todo lo posible por hacer feliz a su mujer, dos empleos, rosas todos los días, cenas los fines de semana y un hermoso bebé que era producto de su historia. —Por eso me esfuerzo tanto para ser suficiente para ti y por eso sé que puedo arreglarlo, sé que puedo hacerlo mejor si me dices qué quieres que haga por ti, por nosotros, por nuestro hijo... Él te necesita, necesita a su madre.


—¡No quiero a ese niño! Es tu culpa que esté en una incubadora, ¡Te odio! ¿Por qué no puedes entender que ya no te amo? —Riho, la esposa de Seunghyun lo empujó y comenzó a dejar golpes en el pecho del más alto, mostrándose excesivamente agresiva contra él. —¡Estoy harta de ver tu cara! ¡Me repugnas!
—¡Es nuestro hijo! —Le recordó tomando las muñecas de la mujer para detenerla, Seunghyun realmente quería hacerla entrar en razón y aunque en el fondo sabía que no había forma de reparar el amor que ella antes sintió por él al menos quería que ella se mantuviera en la vida de ambos, principalmente por su hijo.
—Es tu puto hijo, te dije que no lo quiero, es tuyo. —Replicó de mala gana volviendo a empujarlo. —Yo me merezco otra vida, no a un idiota que me trae estúpidas rosas y me invita una cena barata mientras cuido a un niño inútil en un hospital, no sabes lo agotador que es eso, no sabes lo duro que es que me hayas dado a un hijo que nació antes de tiempo.
—¿Todo esto por ese hombre que llevaste el otro día, verdad? —Cuestionó Seunghyun arrancándose los anteojos, no le importaba las lágrimas que rodaban por sus ojos, su dignidad ya había sido aplastada los suficiente cuando ella asistió a su ascenso laboral con su amante y él tuvo que fingir que ni siquiera le dolió la humillación. —Riho, si supieras que te amo tanto que ni siquiera quiero forzarte a estar conmigo solo te pido que no abandones a nuestro hijo, Asahi solo es un bebé. 

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