El amanecer de un nuevo imperio.

Capitulo 2 peones

—Bienvenidos a Uzushiogakure no Sato Konoha shinobi, vuestra presencia aquí demuestra el avance positivo que hay entre nuestros pueblos— desde su trono, la voz del joven líder Uzumaki resonaba por toda la estancia — espero que vuestro tiempo aquí sea beneficioso para ambas partes.

—Gracias por recibirnos Su Majestad— la cabeza del líder del escuadrón se inclinó levemente en señal de respeto —Como le dije a Momochi-san estamos aquí para ayudar en todo lo que necesité.

—Lo tendré muy en cuenta Yamato-san, sé que las cosas no son fáciles en Konoha ahora mismo— una ligera sonrisa adornaba su rostro en todo momento—Eh escuchado grandes cosas de todos vosotros, Uzu valora mucho el que estéis aquí. — acabó murmurando recostándose en su trono mientras entrecerraba los ojos, varias sonrisas incomodas comenzaron a surgir entre algunos de los visitantes dejando un pesado silencio se asentase. —Haruno-san—llamó tras unos segundos de saborear su malestar— tengo entendido que eres un gran ninja médico, estoy seguro de que a mis propios ninjas les gustaría intercambiar conocimientos y técnicas... me haría muy feliz sí interactúas con ellos.

—Dejaré el honor de mi maestra por todo lo alto alteza— declaró refiriéndose a la Sanín de las babosas consiguiendo que el mayor le sonriera complacido.

—Lo mismo ocurre con el resto de vosotros, no dudéis en interactuar con los habitantes de mi país, estoy seguro de que encajareis sin ningún inconveniente— con lentitud, se levantó de su majestoso trono, descendió los cortos escalones y se paró delante del grupo— si tenéis algún problema o pregunta, por favor, acudid a mí, estaré encantado de ayudaros como siempre...— si bien parecía una petición para nada extraña, el significado detrás de ellas heló la sangre de los Konoha Shinobi.

—Por supuesto, Su Majestad le informaremos de cualquier posible conflicto, aunque estamos seguros de que no habrá ninguna clase de incidente de ese tipo, me encargaré de ello. — concluyó el capitán del escuadrón después de levantarse.

—Me quita un peso de encima— murmuró en su oído a la vez que ponía una mano en su hombro, una amenaza silenciosa— me temo que debo volver a mis labores, como he dicho estoy a vuestra disposición — habló ahora en un todo más elevado de lo normal mientras se dirigía a una de las puertas del gran salón— espero que sepan aprovechar su tiempo aquí... — comentó lanzando una última mirada indescifrable al grupo antes de desaparecer.

Antes de que cualquiera de ellos pudiera siquiera pensar en abrir la boca, los guardias abrieron la puerta principal, dejando ver a un ex-ronin de Kiri visiblemente molesto.

—Os guiaré de vuelta a vuestra zona— omitiendo cualquier saludo comenzó a andar sin importarle si esto le seguían o no —he escuchado todo— comentó al llegar al mismo lugar en el que les dejó el primer día — si yo fuera vosotros... me haría lo más invisible posible— y sin esperar una respuesta se marchó del lugar dejándolos solos.

Con paso firme regresó a la zona del castillo donde a diferencia del lugar de residencia de sus "importantes" invitados estaba todo lleno de vida. Los funcionarios corrían de una habitación a otra con las manos llenas de pergaminos sellados, hombres y mujeres vestidos con el uniforme reglamentario ninja entregando informes, entre ellos genins que solo buscaban ayudar en lo que fuera a los adultos. Todo vigilado por los atentos guardias del palacio real, Uzumakis entrenados, con el destino de dar su vida para proteger a una única persona si fuese necesario. En realidad, Karatachi no creía que ninguno de los aquí presentes no estuviera dispuesto a hacer tal cosa.

—Gracias Zabuza— le agradeció el pequeño jinjuriki y su antiguo líder, consiguiendo sacarle de sus pensamientos — No son tiempos fáciles, y sé de sobra que ninguno de los miembros de ese equipo te agrada. — comentó con una sonrisa cansada, a diferencia de Su Majestad, parecía que Yagura no había tenido tiempo de esconder sus ojeras. —así que gracias por el esfuerzo.