Confrontación

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Takeo trató de sacar a su amigo del negocio pero este seguía empeñado en quedarse y fastidiarlo un rato más. 

-¡Llámalo, llámalo, llámalo, llámalo!- gritaba Black mientras sacudía al florista de forma exagerada.

-No voy a molestar a Ren solo porque estás  aburrido, mejor ve a casa y prepara la comida para tu hija- pidió el más bajo. 

-Sabes muy bien que no me acerco a esos artefactos, la comida a domicilio, tienen todo lo que busco y nadie resulta herido- contestó con orgullo el hombre de los excéntricos tatuajes. 

"Y creí que yo apestaba como padre" pensó Takeo para luego tomar su celular y ver si tenía algún mensaje, curiosamente el religioso le había mandado una fotografía y al abrirla se quedó en shock. 

-¿Oye por qué tienes esa cara?, ¿qué estás viendo?- Black se asomó a la pantalla para ver qué el brazo de Ren estaba conectado a un suero y abajo de esta imagen había un pequeño mensaje: "Me darán de alta hasta en la tarde". 

Casi en pánico el florista trató de marcar al número del creyente, pero fue detenido por su mejor amigo. 

-No tienes tiempo para eso, mira, comenzaron a llegar los clientes- con uno de sus dedos Black señaló a la entrada y en efecto varias personas ya hacían fila para entrar al establecimiento. 

-¡Demonios!- casi corriendo el florista se dirigió a la puerta para hacer pasar a los compradores. 

-¡Bienvenidos, es un gusto recibirlos, por favor acepten nuestras tarjetas de presentación!- gritó Black con mucha alegría mientras le repartía a los presentes los papeles decorados y perfumados. 

Takeo sonrió por las ocurrencias de su compañero, era agradable tener a alguien que lo apoyará en esas horas tan concurridas. 

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En la cama de un enorme hospital reposaba el demonio Ren junto con su pequeño de ojos azules. 

Luego de que los guardias y algunos doctores separaran a los músicos, estos decidieron entrar con su padre. Deidara aprovechando que la habitación estaba sola, decidió subirse junto a su tutor para tomar una pequeña siesta. 

Encantado con esta acción, el hombre de gran altura decidió acariciar la cabeza del rubio, tratando de relajarlo. Una imagen que de verdad molestó a Hidan. 

-De acuerdo, te lo voy a decir de una maldita vez, no creo que sea buena idea que la rubia se mudé contigo- dijo el chico con una gran firmeza, tanto así, que el mayor levantó la cara. 

-¿Por qué piensas eso?, ¿no te divertiste los años en que vivimos juntos?- 

-Eso funcionó mientras yo era un niño, y lo mismo te va a pasar con Deidara, entiende que ya es un hombre con metas e incluso una vida amorosa- 

Ren sonrió con tristeza al oír eso, su angelito tenía toda la razón, incluso si el rubio vivía con él, en el fondo sabía que Deidara ya no era alguien que dependiera de sus cuidados o afecto. 

-Entonces, ¿por qué mi muñequito se quiere mudar conmigo?- preguntó el mayor sin dejar de apapachar al guitarrista. 

Hidan soltó un gran suspiro para luego tomar asiento en la esquina de la cama. 

-Porque quiere cuidarte- 

Eso asustó al jashinista, ya que nunca antes sus hijas habían tenido que velar por su seguridad. 

-¿Cuidarme?, ¿pero por qué?- 

-Ese enano piensa que estás metido en algo peligroso, y para ser sincero yo también comienzo a creerlo- le confesó Hidan. 

Ren "El corazón de un demonio"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora