Un cambio sano

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Esa tibia mañana de otoño, la chica de los dangos se levantó de su colchón para después mirar hacia el buro del cuarto. En el reposaban varias fotografías, pero su favorita era una donde abrazaba con fuerza a una bella mujer que vestía su largo vestido de novia. 

"Akane, te extraño mucho" pensó Anko antes de levantarse, para poder prepararse para otro día de trabajo junto al hombre endemoniado. 

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En el trabajo la mayor se encargó de recibir varios camiones que venían llenos de refacciones. Firmó documentos, pago los productos, selló las cajas para envíos y todavía se las arregló para preparar el café favorito de su jefe. 

Estaba por servirse una taza, cuando de golpe el fanático llegó haciendo que todos los trabajadores lo miraran sorprendidos, ya que una vez más parecía que hubiera estado en una pelea. 

-Buenos días- saludó Ren quitándole la bebida a la menor. 

-Déjame adivinar, ayer tus hijos te cacharon de cariñoso con el Uchiha y decidieron darte una buena paliza- 

-¿Cómo lo supiste?- preguntó el mayor, con dos marcas en la cara que por su forma parecían manos. 

-Porque solo esos músicos logran darte en el rostro- contestó la mujer con una sonrisa burlona. 

-Como sea, será mejor que vaya a la oficina, estoy seguro de que hay una montaña de papeles esperándome- casi arrastrándose el jashinista subió las escaleras para luego azotar la puerta. 

Anko frunció levemente con muchas dudas en su cabeza, y todas trataban de aquel florista de apariencia angelical. 

Dispuesta a obtener más información, le dejó a Kakashi encargado el negocio, mientras ella tomaba algunas cosas, como bebidas, golosinas, donas, y solo por precaución, una llave inglesa. 

Una vez arriba, Anko se encerró con el religioso, haciendo que su jefe le dedicará una mala mirada. 

-¿Qué carajos quieres?- pregunto Ren sintiendo que muy pronto le daría una migraña. 

Con calma la mujer se sentó frente a él, dejando caer las provisiones sobre el escritorio. 

-Quiero que hablemos sobre ese tipo de cabello rosado- 

Ren alzó una ceja sin entender porque de repente su amigo aparecía en la conversación. 

-¿Con exactitud qué buscas?- dijo el mayor presintiendo algo terrible. 

La chica soltó un gran suspiro antes de expresarse. 

-Ren, te conozco desde que éramos unos mocosos, por lo mismo se cuando algo de verdad te interesa, y es bastante obvio de que estas obsesionado con ese florista- 

El demonio sonrió un poco para luego tomar unas gomitas del mueble. 

-No estás del todo equivocada, ese chico de verdad me entretiene, es un poco torpe, pero sabe cómo mantenerse a raya, es interesante- 

-Puedes ser más honesto conmigo Ren, solo estamos nosotros dos- 

-No se que quieres que te diga, Takeo es genial, es un buen padre, tiene una personalidad explosiva y vive una vida pacífica- 

-¿Entonces por qué te saltaste tus reglas y decidiste besarlo?, ¿fue el ambiente?, ¿o tal vez fue un deseo que llevabas ya tiempo reprimiendo?- justo cuando terminó de decir eso, la mujer noto como el fuerte puño del creyente aterrizó cerca de ella, provocando un ruido intimidante. 

-Me parece que estás olvidando que soy tu superior, así que te aconsejo que cuides tu lengua antes de que te la arranque- 

Y como respuesta a esa amenaza, la chica le tiró una bofetada que le causó un gran dolor gracias a las heridas de los menores. 

-¡BRUJA!- le gritó el jashinista agarrándose el área afectada. 

-Madura Ren, ¿de verdad no tienes planes de intentar algo más serio con ese chico?- 

-Por favor ya lo viste, es adorable, pero sinceramente no es para nada mi tipo- contestó el religioso ya más tranquilo. 

Anko rodó sus ojos harta de que su mejor amigo fuera tan estúpido. 

-Si tienes razón, tu solo te involucras con super guapos psicópatas, que les guste la cerveza y quieren disfrutar de una noche de caos- dijo la chica agarrando una lata de refresco. 

-mmmmmmm, de solo escucharlo me prendo- admitió Ren, mientras se relamía los labios. 

-¿No crees que ya es hora de cambiar?, tal vez Takeo te parece un hombre aburrido, incapaz de darle a tu vida esa emoción, pero a puesto que puede ofrecerte algo mil veces mejor- 

-¿Y qué sería eso?- 

-Estabilidad, las personas que de verdad le han hecho bien a tu vida te han hecho poner los pies en la tierra, tu esposa, tus hijos, quizás ese chico bonito pueda guiarte a esa paz que todavía no encuentras- 

El mayor guardó silencio por unos minutos pensando en las palabras de su mejor amiga. 

Después de la partida de Akane, el religioso no tuvo la más mínima intención de volver a tener una pareja sentimental, pues pensaba que ya había dado todo el amor que había en su corazón. Pero ahora que Takeo se había involucrado en su rutina, no podía negar que algo en él estaba cambiando. Ese hombre de ojos como la sangre le despertaba una gran felicidad, sacaba de él carcajadas que lo hacían quedarse sin aliento, incluso le arrebataba horas de sueño, ya que les gustaba escribirse a altas horas de la noche. 

Ren agitó su cabeza regresando a sus cinco sentidos. 

-No puedo hacerle esto a Akane, le prometí que nos volveríamos encontrar, que volvería a sujetar su mano, si ahora me involucro con alguien ella- pero sus palabras quedaron a medias ya que Anko le había sujetado la mejilla. 

-Qué bobo eres, lo único que mi amiga quería es que fueras feliz sin importar que, apuesto que estarás más que complacida de ver que le vuelves a dar una oportunidad al amor- 

El mayor sonrió recargando su rostro sobre la palma de la chica. 

-¿Crees que Akane mando a Takeo?- 

-Tendría mucho sentido, ambos tienen un alma demasiado pura- 

Poco a poco, el creyente se incorporó acercando su rostro al de la mujer, para después juntar sus labios, dándole un suave beso. 

A los pocos segundos se separaron, soltando unas risitas. 

-Solo se me ocurrió eso para agradecerte- se sinceró el más alto. 

-También acepto cheques- bromeó la mujer feliz por el rumbo que estaba tomando la vida de aquel demonio. 

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Mientras tanto, al otro extremo de la ciudad, cierto hombre de negocios abandonaba la empresa con la intención de ir a comer algunos dangos, ya que las siguientes semanas iban a ser bastante duras. 

Itachi caminaba por la banqueta tratando de decidir a cual puesto entrar. Estaba tan inmerso en sus pensamientos, que no se percató de que lo estaban siguiendo. 

Escondidos en unos abultados arbustos, Deidara y Hidan acechaban al Uchiha. 

"¡Estás más que muerto comadreja!" 














Aquí les dejo el capitulo nwn ✨️ ❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️❤️ espero les guste.


Ren "El corazón de un demonio"Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz