Veinte y cuatro.

277 44 36
                                    

+1000 palabras

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

+1000 palabras

MELODY

—¿Por qué siento que no eres sincero?

—Lo estoy siendo —afirmó mirándome fijamente.

Sin embargo, algo me decía que no era así.

—Agh. Me caes tan mal, en serio. De solo pensar que le fuiste infiel a tu novia conmigo, me hace sentir la peor persona del mundo.

De cierta manera, era verdad. La culpabilidad se hacía presente en mi subconsciente cuando veía a Camille en los pasillos.

Detestaba el hecho de que las personas le sean infieles a sus parejas, no entendía la necesidad de hacerlo. Porque físicamente no es la única forma de engañar a alguien, sino también al nivel emocional.

No resolver tus conflictos internos y no ser sincero con respecto a tus sentimientos, también es engañar.

«¿Acaso se sentían poderosos por estar con dos personas a la vez? ¿No les carcomía la cabeza por no tener responsabilidad afectiva? ¿No sé sentían culpables por sus propias acciones?».

—No fui el único, créeme. —Rodó los ojos y soltó una risa ácida—. Ella hace rato anda en un movimiento raro con mi amigo Dave.

Espera... ¿qué?

—Digamos que ahora estábamos a mano.

Estaba en shock. ¿Desde cuándo se había cambiado el rol de ser el malo a ser la víctima en la historia?

¿Quizá por eso se había alejado de sus amigos?

—Pero Dave no me dijo eso —objeté tratando de que no se notara mi sorpresa—. Anoche me habló que cambiaste mucho y es por eso por lo que Camille rompió contigo.

Madre mía, en el lío que estoy metida.

—Solo dice y hace lo que le conviene.

Ah claro, igual a lo que tú estabas haciendo.

Quería que lo viera como el bueno de la historia, así que estaba manipulando la información a tu favor.

Típico de piscis, porque claro que debías ser de ese signo.

—De hecho, fui yo que rompí con ella, no como dicen los chismosos en los pasillos. Claro, después de hacerle saber que estábamos más que empatados.

¿Me había besado con esa intención?

No sabía por qué de pronto me sentía decepcionada.

Por supuesto, el pobre y vulnerable Said que necesita consuelo y a mí que me parta un rayo —escupí en español, al parecer había notado que hablé en el mismo idioma que lo insulte hace más de un mes, porque frunció el entrecejo—. Casi te creo, sigue practicando. Pronto serás un gran actor —agregué sonriéndole sin mostrar los dientes y terminé dándole dos aplausos.

Las mentiras que te escribía © | EN CURSOWhere stories live. Discover now