VI.

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Faith no pudo evitar sonreír cuando sintió el leve toque en su puerta.

- Señorita Wagner. – Saludo a la chica con una capucha sobre su cabeza que miraba nerviosa a su alrededor. – Pase.

Aurora prácticamente salto al interior de la habitación. Su corazón latía muy rápido, sus manos sudaban, una parte de ella le gritaba que debía irse, que aquello era una pésima idea, pero la otra parte de decía ¿Cuándo volvería a tener una oportunidad así? Si aquello era solo una etapa como le había dicho su abuela, debía aprovechar que había encontrado a un joven en la misma etapa.

- Yo... - Comenzó nerviosa.

Faith se acercó a ella y con delicadeza quito aquella capucha dejándola caer en el piso sin cuidado. Su invitada aun llevaba la ropa de entrenamiento, aquello le gustó.

- Esta algo sudada. – Soltó la sirvienta.

- Lo siento. – Se disculpó rápidamente. – Tal vez debí bañarme y...

- Me gusta. – Le corto poniendo su mano sobre su mejilla. – Pero dígame algo antes de comenzar... ¿Cuánta experiencia tiene?

- ¿Experiencia? – Preguntó sintiendo como los dedos de Faith acariciaban levemente sus labios. A pesar del trabajo los dedos de la sirvienta eran muy suaves y cálidos.

- ¿Ha besado a alguien?

- Si, una vez a Henry y otra... - Comenzó mirando hacia otro lado. No tenía ganas de recordar aquellas experiencias.

- ¿Alguna mujer?

- No.

La otra mano de Faith tomo su mejilla y se acercó levemente, el olor a jazmín la inundo de inmediato. Primero fue un roce muy pequeño de labios, casi una caricia que provoco un cosquilleo en el vientre, poco a poco la conexión fue más profunda hasta un pequeño baile de labios. Para Aurora aquello fue muy diferente a los besos que había experimentado antes, los otros habían sido compromisos, porque ya era el momento de algún tipo de contacto físico más allá de las manos, en cambio este tacto era verdad pasional, algo que ella de verdad deseaba con cada fibra de su ser, todo su cuerpo temblaba. Sus manos se pusieron cómodamente en la pequeña cintura de la sirvienta acercándola más a ella, adoraba aquellas manos pequeñas, la suavidad de la piel y lo dulce de sus labios. No dudo en abrir levemente la boca para comenzar a usar su lengua cuando Faith se alejó de ella con una risita.

- Esta muy ansiosa. – Dijo con tono juguetón la sirvienta.

- Usted besa muy bien. – Respondió ya más segura. Deseosa de volver a besarla. - ¿Muchas amantes?

- Aunque no lo crea muchas sirvientas no se quedan solteras más allá de los 25 años por el amor que le tienen al rey, sino porque compartimos lazos muy profundos.

Aurora asintió y volvió a poner las manos en la cintura de Faith para acercarse una vez más.

- No. – La detuvo poniéndole el dedo índice en el labio. – Tenemos que poner límites.

- ¿Qué tipo de límites? – Cuestiono un poco confundida.

- Sus manos se mantendrán en mi cintura, no quiero que bajen o suban innecesariamente. Al menos por el momento. – Comenzó descansando sus manos en los hombros de Aurora dándole un pequeño masaje. – Y lo más importante es que entienda que no soy una chica fácil. No espere llevarme a la cama tan rápido.

- ¿Cama...? – La pregunta salió de sus labios mientras su cara se volvió roja, jamás había pensado en aquello. – Pero somos mujeres, nosotras no podemos...

- Oh, vamos, señorita Wagner, usted parece una joven muy lista. Tiene una lengua y 10 dedos, solo necesita un poco de imaginación. – Respondió hablando muy cerca de su cuello. – Pero si es perseverante puede que yo le ayude un poco con lo de imaginación.

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⏰ Última actualización: Jul 25, 2022 ⏰

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El rey VarianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora