55. Paparazzi

638 35 34
                                    

      Salir con Cal era maravilloso, solo si estaban dentro de casa. Porque exponerse al mundo real era una pesadilla para ambos, prácticamente, lo tenían prohibido. Sus propios managers habían decidido que lo mejor era esconderse entre las paredes del apartamento, tú apenas tenías unos pocos seguidores y tu breve historia en el mundillo literario, solo le daría a los medios la idea de que tú simplemente estabas corriendo tras él por reputación.

Así que sus representantes, desesperados por algo más de dinero, decidieron que el último "soltero" del grupo debía mantenerse así, ser el rompecorazones de los cuatro. "El chico frío que no se enamora" en realidad era un romántico empedernido, que te confesaba su amor a cada minuto y que te cuidaba con calidez cada día.

Así que para que Cal no tuviera conflictos con sus autoridades habían aceptado solo amarse en silencio, era un caos para ustedes, pero tenían que hacerlo, estaban obligados. Por lo general, cumplían al pie de la letra el mantenerse anónimos, pero cometieron un pequeño error que a ambos les destrozó la confianza.

Las ganas de cocinar eran pocas, el letargo dominguero mucho y bajar para caminar tres cuadras desde tu casa, era la mejor idea. El almuerzo fue cómodo, rápido y lleno de tontos halagos que te dejaron tontamente acaramelada. Por lo que al salir te negabas a separarte de él, y movida por el romance, caminas a su lado. Apenas habían dado cortos pasos, cuando el obturador de una cámara sonó como un disparo en el momentáneo silencio de la calle. 

Te volteas, y tu miedo se confirma como real. Unos metros atrás, en la acera del otro lado de la calle, hay un paparazzi apuntando a ustedes. En lugar de que la situación te paralice, tomas una tonta decisión:

— CALUM HOOD. NO PUEDO CREERLO. — Actúas como una fanática enloquecida que grita y se emociona entre saltitos

— Linda ¿Qué ocurre? — Cal, completamente absorto de la realidad, se preocupa por tu reacción y quiere hacerte callar para que no llames la atención. Todo lo contrario a lo que tú si quieres que ocurra.

Sin esperarlo, te lanzas a su brazos, necesitas el refugio de tu cuerpo, pero no de este modo.

— Hay paparazzis, Cal. Solo actúa. —  Cal se paraliza, completamente perdido y abrumado por la gente que poco a poco se acerca a ustedes. 

Sigues con tu acto, extiendes tu móvil y tomas una selfie con él. Tienes muchas fotos de ustedes dos juntos en tu galería, pero esta sin dudas es la peor. Antes de que la foto saliera, una chica te había empujado, dejando sus rostros en un borrón y tu trasero cerca de golpear el suelo. Las chicas continúan gritando, pero tú solo quieres llorar.

Tu novio sonríe, pero en sus ojos observas la confusión de su mente, el cansancio que le produce esta pantomima y las ganas de volver a tenerte cerca. La multitud te abruma, no soportas demasiado la efervescente actitud de las chicas, no hoy. No cuando tu alma necesitaba de Cal y tenías que compartirlo con otras chicas. No cuando tu sensibilidad quemaba en tu piel y todas ellas te abrazaban y empujaban tu cuerpo, cuando tú solo querías tener un par de brazos conteniendo tus emociones.

Sin saber qué debes hacer, te pegas a un grupo familiar que ya había conseguido su foto y se alejaba del lugar de los gritos. Disimulando ser una más, les hablas sobre lo bello que es Calum y sobre lo amable que había sido. Caminas con ellos unos metros más, hasta que te ocultas en un pasillo oscuro lleno de basura. Cansada, aterrada y agotada, solo te sentaste a llorar, sin soportar más nada.

El tiempo pasó, no tenías ni idea de que incluso el sol había sido tapado por turbias nubes, cuando una llamada de Cal, cae en tu teléfono.

— Linda, ¿dónde estás? Estoy en tu apartamento.

Imaginas - Calum HoodWhere stories live. Discover now