Ayúdame

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Otra noche sin poder dormir. Ya eran casi las 2 am y aún así algo en mi interior me inquietaba demasiado, algo me llamaba a gritos pero no comprendía que es lo que podría ser... decidí salir a dar una vuelta por mi vecindario para distraerme de esa voz.

Ayúdame

¿Quien eres?

Ayúdame por favor

Mi mente no paraba de repetir esas palabras... Alguien estaba constantemente pidiéndome ayuda pero aún así no sé quién puede necesitarme en éste momento. Comencé a caminar por un parque hasta que ví a alguien sentado en el pasto envuelto con sus rodillas impidiendo a que vea su rostro por completo. Me fuí acercando, y mientras lo hacía, podía ver que era una chica por su largo cabello; cuando estaba lo demasiado cerca escucho cómo estaba llorando. Me acerqué hasta un cierto límite y solo me quedé observándola hasta que ella se dió cuenta de mí.

—¿Sos vos? —preguntó mientras de a poco se iba destapando la cara pero la mantenía baja.

—No comprendo...¿Quién sos?

—La misma voz que te pide ayuda siempre. —secó sus lágrimas y tomó mis manos. Ella se escuchaba totalmente rota.

Yo solo me senté en frente viendo cómo ella solo tomaba mis manos con delicadeza hasta que me miró a los ojos.

—¿Puedes reconocerme? —finalmente vi que era mi novia pero justo cuando iba hablar...me desperté.

Matt:

Me desperté y sentí la otra parte de la cama vacía, me levanté rapidamente y bajé a ver en dónde estaba ella.
Entré al living y no estaba ahí, procedí a buscarla en la cocina pero tampoco estaba ahí; comencé a entrar en pánico y mi última opción era el baño fuí y me acerqué lentamente a la puerta y comencé a escuchar que estaba en llamada con alguien.

Bueno pero ¿me prometes que no vas a seguir llorando?

—Lo intentaré pero no prometo mucho. —seguiste secando tus lágrimas—

¿Le vas a contar a Matt?

—Sí, mañana cuando esté despierto le voy a decir.

Bueno, que descanses hermanita nos estaremos viendo

—Vos también que descanses, chau. —procediste a cortar la llamada, dejaste tu celular a un lado y seguiste lavandote la cara. De la nada escuchaste la puerta abierta

—¿Amor? ¿Qué pasó? —abrazaste a tu novio y mientras llorabas le contaste todo.

—Ellos murieron.

—¿Quiénes?

—Mis padres acaban de fallecer en el hospital y Taiel acaba de avisarme.

—Dios mío, amor no tenía idea en serio lo siento mucho

—No te preocupes no es culpa tuya de todas formas era obvio que tarde o temprano iba a pasar, el asma y el cáncer juntos son lo peor.

—Sabes que me tienes a mí y a mi familia.

—Sí de hecho los aprecio muchísimo, pero no se siente igual.

—Lo entiendo perfectamente. —miraste a Matt y él solo te besó para ver si podía hacerte sentir mejor—

—No sé que haría en éste momento si no estuvieras a mi lado justo ahora, sería capaz de terminar con mi propia vida.

—No lo hagas y ni se te ocurra hacerlo porque yo no sería capaz de vivir feliz como lo soy con vos te amo.

—Yo te amo más.

—Vamos a dormir o ¿qué quieres hacer?

—Sí, vamos a dormir.

—Si es así ¿Me dejas llevarte?

—Bueno pero... —fuiste interrumpida por el joven mientras te cargó entre sus brazos y te llevó hasta la habitación. —¿sabés algo?

—¿Qué linda?

—Me encanta que seas muy atento conmigo. —escondiste tu cabeza en el pecho de Matt.

—Yo amo hacerlo por amor a mi princesa y porque también porque sos todo para mí.

Una vez en la habitación Matt te acostó suavemente mientras él cerraba la puerta y proseguia a acostarse también.

—Ahora sí —respondio él.

—Me encanta el color de tus ojos. —la habitación tenía la cortina corrida y justo entraba luz que iluminaba el rostro de Matt pero especialmente sus ojos eran los que más resaltaban de él.

—A mí también, tus ojos me demuestran muchas cosas que significan mucho para mí.

Matt se acostó encima tuyo mientras te abrazaba y ubicaba su cabeza en tu pecho porque le era más cómodo. Con lo poco que podías moverte agarraste las frazadas y tapaste a Matt mientras él solo comenzó a jugar con tus collares.

—Recuerdo perfectamente cuando te regalé ese collar con mi inicial.

—Nunca me la voy a sacar porque ella me recuerda mucho a tí.

—Yo tampoco me quitaré la mía por la misma razón.

—Uuh, me gusta esta que tiene una carita feliz.

—Tomá, quiero que te la quedes. —procediste a sacrtela y dársela a tu novio.

—Pero es tuya linda no quiero arruinar tu colección de collares.

—Tengo muchas más en mi casa. —cuando mencionaste tu hogar se te escapó una lágrima porque recordaste a tus padres—.

—Ey, no llores princesa hermosa. Sé que es difícil llevar todo esto adelante pero no quiero verte triste. —Matt secó tu rostro con su pulgar delicadamente.

—Perdón, no era mi intención hacerlo. ¿Puedo ponerte el collar?

—Si. —respondió y lo ayudaste a colocarselo.

—Listo.

—Gracias amor.

—Quizas suene raro pero tu cuello es muy suave. —Matt solo se rió por debajo y escondió su cara. —¿Qué? es la verdad. —Matt solo siguió riéndose.

—Tengo la impresión de que me querés decir otra cosa pero mejor lo dejo hasta ahí nomás.

—¿Que quería volverme un vampiro para chuparte la sangre? ¿Eso pensabas? —sonreiste al ver a Matt reírse.

—Se acerca pero no es literalmente lo que pensaba.

—¿Sabés que siempre terminás quedando como el mal pensado?

—Que me ría no significa que lo mal piense.

—No me vengas con excusas te conozco de pies a cabeza querido.

—Okey eso sí sonó raro.

—MAAAATTTT! carajo! —gritaste pero después recordaste que todos estaban durmiendo.

—Shhhh están durmiendo.

—Perdón amor pero ¿viste que tenía razón? mal pensás todo lo que digo.

—Por el simple hecho de que hayas dicho que me conocías de pies a cabeza sonó raro.

—Okey si lo sé pero bueno es una manera de decirlo.
En fin y ¿si mejor dormimos?

—Me viene muy bien.

Matt solo se acomodó a su gusto mientras vos solo observabas lo que hacía.

—¿Cómodo?

—Sí, demasiado.

—Que descanses.

—Igualmente mi cielo. —Matt te dió un beso y se durmió como un bebé encima tuyo.

Imagina | Matthew Sturniolo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora