Capítulo 25. Lazos de Sangre

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AÑOS ANTES

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AÑOS ANTES

Años antes

«Ellos llegarán pronto»

«Ya están aquí»

«Apresúrate»

«Lo hiciste por Ellie»

«Entenderán»

«Cometiste un acto de odio por amor»

«Todo está bien»

«Ethan»

«Ethan»

«Respira»

«Sigo siendo yo, ¿no?»

Froté con desespero la sangre esparcida en el suelo. En cuestión de segundos, se extendió cada vez más rápido, sin que mis esfuerzos hicieran la diferencia. El trapo antes blanco simplemente se manchó, tornándose de un intenso carmesí.

Lágrimas se desbordaban sin control por mis ojos, quedando en alguna parte de la escena. Podía escuchar mi respiración palpitando en mis oídos de manera molesta, mientras mis pensamientos zumbaban alrededor mío como un montón de mosquitos.

De repente, una presencia fría e indistinta surgió temiblemente de las sombras, acompañada de una corriente de aire que recorrió mi espina dorsal, enviando escalofríos a mi cuerpo ya hecho un manojo de nervios. La mano que se deslizó por mi hombro me puso los pelos de punta. Las lágrimas se secaron en mis mejillas, los labios se me secaron, y con el corazón en la boca, giré la cabeza detenidamente. Desplacé mis ojos lentamente hacia lo alto de su figura hasta topar con su barbilla alzada, mirándome con aires de superioridad y el gris de sus ojos reflejando la luz de la luna.

—Yo-yo no quería... —las lágrimas asomaron por el rabillo de mis ojos, mismos que se cristalizaron al instante. Habría soltado en llanto si no fuera porque seguía en shock como hace un rato.

Papá acarició mi cabeza, un tacto al que reaccioné de manera sensible, mi cuerpo tembló cuando lo hizo.

Esperé cualquier cosa, sin embargo, una sonrisa macabra y torcida se ensanchó en el rostro de mi padre, perceptible incluso en la penumbra.

Mis ojos recayeron en los de mi madre, agarrada a la baranda de las escaleras como si su corazón se hubiese detenido. Sus ojos tan abiertos parecían que se le saldrían; terror y perturbación marcaban su rostro. Las marcas en sus párpados hablaban y su palidez me hizo pensar que se desmayaría.

—¿Qué hiciste, Ethan? —emitió apenas con un hilo de voz en el que percibí desprecio.

—M-mamá... —tartamudeé, levantándome, y ella retrocedió unos pasos.

Tenía miedo de mí. Miedo del monstruo que era. Y no pude evitar verla reflejada en mi hermana. No quería que me viera así, no quería que me tuviera miedo. Por favor... es mi hermanita, no...

El Cristal del Príncipe  [Cristal#1]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora