19. Demonios

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Pensé que luego íbamos a irnos, y al parecer ese había sido el plan de Francisco al llegar tarde, pero de improvisto apareció su hermana Blanca.

Era alta para su edad, llevaba un vestido negro que le debía sumar varios años más, e incluso debía admitir que tenía mucho parecido en sus gestos a su madre.

— Te estaba buscando, coloqué dos puestos junto a mi. — le tomó la mano a Francisco de improvisto. — Vamos, que los están esperando.

Noté al castaño observarla fijamente, soltándose del agarre para volver a tomarme de la mano.

Sorprendida no supe que hacer, manteniendo mi mano sobre la suya.

— Blanca ella es Angel, salúdala como corresponde.

Noté a Blanca aturdida, observándome por primera vez.

— Pero si ya la conozco, en en el evento de la fundación Alma. — no me miró siquiera, pero al observar como Francisco sin decir ningún palabra le recriminó con la mirada, esta gruño, dedicándome su atención — Hola Ángel, gusto en conocerte nuevamente, mi nombre es Blanca.

— Gusto en conocerte.

Su sonrisa fingida basto para asegurarme que era un vivo retrato de su madre.

— Ya... entonces, ¿vamos? — nuevamente se dirigió al castaño, volviendo a ser invisible frente a ella.

Francisco accedió, con su mano sobre la mía, para dirigirse al comedor junto a mi.

Al entrar me quede fija mirando la mesa larga, en la cual ya estaban instalados varías personas conversando, de inmediato busque a Carolina, quien estaba en un puesto en la mitad de la mesa conversando con dos hombres a un lado y al otro, ni se fijó en nosotros, pero al sentir la mano de Francisco con mayor fuerza pude saber que él también la había visto.

Piensa que es un juego en que tú no tienes nada que perder. — me dije a mi misma al notar mis mejillas un poco sonrojadas al notar varios ojos en nosotros.

Nos sentamos junto a la hermana de Francisco que nos había guardado dos asientos junto a ella, estábamos al medio de la mesa, y por supuesto en la cabecera estaba la mamá de Francisco.

— Siéntate aquí Ángel. — Francisco me ofreció el puesto al lado de su hermana, pero de inmediato esta empezó a susurrarle que lo quería a él.

De inmediato le cedí la silla al castaño sentándome al otro lado.

— Ya, yo me siento aquí. — pude decir con un tono de voz apenas audible, ya que no quería llamar la atención de los demás.

Y para mi sorpresa Blanca me sonrió al sentarse su hermano a su lado.

— Gracias Ángel.

Algo aturdida ante su simpática, le sonreí enseguida, y de inmediato le empezó a conversar a Francisco de algo que no pude escuchar bien.

La entrada era una ensalada, y al probarla estaba deliciosa, así que no me importó que la mayoría estaban hablando y me dedique a saborearla.

Y al sentir un carraspeo a mi lado por primera vez noté a quien tenía al otro lado del castaño.

— Al parecer ni te fijaste en mi.

La voz de Pablo me tranquilizó enseguida, al verlo sentado junto a mi sonriéndome como siempre, fue un respiro de todo esto.

— Perdón, que ni mire quien estaba a mi lado.

— No te preocupes, ya que estés en una comida aquí eres muy valiente.

BuscándoteWhere stories live. Discover now