único

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Hogar dulce hogar

Eso pensaba la pequeña Tzuyu cuando iba a la casa de su abuelo lejos de la ciudad

No era la mejor casa ni la más bonita, con paredes despintadas y húmedas, tampoco era la más espaciosa o limpia, pero se sentía acogedor. Era la casa de un hombre que trabajo desde temprana edad

Le encantaba pasear por el monte, o recoger frutos del pequeño jardín en la parte trasera

Pero lo que más le gustaba, era jugar con las muñecas en la casa

Su abuelo las creaba y vendía, otros eran obsequios que alguna nenita de cinco años le dio cuando aun vivía en la ciudad, y otros los habrá comprado en subastas

Un día en específico, mientras jugaba en el piso con una muñeca que su abuelo le presto, y este trabajaba, cierta caja de cristal que no había notado antes llamo su atención

Sin querer interrumpir el trabajo del hombre, con lentitud y suavidad se acercó al estante donde la caja de cristal estaba posada, lejos de su alcance, por más que se parara de puntitas o estirara los brazos, por aun así podía notarlo, una muñeca residía en esas cuatro paredes

— Tzuyu

Se sobresaltó en su lugar ante el llamado del anciano, mirándola con un poco de temor al pensar que hizo algo malo cuando no lo hizo, solo quería ver esa nueva muñeca

El hombre sonrió, mirándola con calidez mientras se dirigía hacia ella

— Veo que notaste a Sana — sus arrugadas manos palmearon su cabeza al llegar a ella

Los ojos de Tzuyu se iluminaron tiernamente— ¿tiene nombre? — le creaba cierta ilusión no tener que pensar en un nombre y ponérselo, como lo ha hecho con casi todas las muñecas de la casa

El anciano tarareo en respuesta, abriendo lentamente la frágil caja de cristal para sacar a la pequeña muñeca. Tzuyu observo con atención como su abuelo, con bastante delicadeza, tomaba a Sana entre sus temblorosas manos

— Minatozaki Sana — informo por completo, sonriendo con un poco de nostalgia al acariciar el plástico de una de sus mejillas

Se giró hacia ella, sonriéndole

— No sabía que la tenías — Tzuyu jamás la había visto en todo este tiempo

— Creí que la había perdido, la encontré hace poco en una de las cajas que trajeron — su semblante cambio a uno melancólico, recordando como tantas cosas de su esposa volvieron a él

— ¿Vino con la abuela?

Al hombre se le hizo difícil no reír un poco ante su asombro y tono de incredulidad. Se agacho a la altura de Tzuyu, sonriendo dulcemente cuando sus ojitos brillaron con más fuerza al extenderle a Sana

La pequeña la tomo con sumo cuidado entre sus pequeñas manos, tal y como él lo hizo. Estaba fascinada y hasta temerosa de romperla o algo, puede ver lo frágil que era

El anciano sonrió satisfecho al ver que Sana estaba en buenas manos y se enderezo, acariciando la cabeza de Tzuyu

— Cuídala, Tzu, es frágil y especial

La pequeña sonrió amplio, dejando a la vista su falta de un diente

— Lo prometo

Y vaya que lo hizo

El hombre se fue a su oficina con tranquilidad para seguir trabajando, dejando a Tzuyu sola en la sala

La menor tomo asiento en el piso de cemento, con cuidado de no hacer algún movimiento brusco

Doll ‣Satzu osDonde viven las historias. Descúbrelo ahora