|| Prólogo ||

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Alemania soltó una carcajada a través del teléfono fijo de su casa, escuchando divertido las anécdotas que le contaba su novio al otro lado de la línea. Jugaba con el cable enrollado entre sus dedos, soltando pequeñas risitas y mordiéndose el labio para tapar su sonrisa de tonto enamorado.

De verdad, juro que cuando tú estabas con nosotros mi padre era el triple de suave, deberías volver—Suspiró el ruso, su voz distorsionada y convirtiéndose más estática gracias al aparato; aún asi el alemán amaba escucharle hablar, imaginándose que estaba a su lado.

—Sabes que me encantaría—Contestó Alemania en un dulce tono, dándole vueltas al cable negro con su índice.

No sé si podremos ir a Berlín antes de Julio...

—Aunque pudiéseis venir, no voy a estar por aquí.

—¿Qué? ¿A dónde vas?—Alemania podía imaginarse el pequeño ceño fruncido de su novio, confuso por la noticia; sonrió enternecido.

—A Estados Unidos; USA tiene que irse porque...bueno, es su país, y para no dejarme solo me ha dicho que me viniese con él—Una sonrisa emocionada surcó los delgados labios del alemán, adrenalina por la incertidumbre de hacer un viaje tan largo.—Llevo con las maletas hechas desde hace una semana, no sabes los nervios y ganas que tengo de ir.

Alemania rió ligeramente para sí mismo, sus claros ojos brillando como dos monedas de plata por la inmensa conmoción que guardaba en su interior; un continente totalmente nuevo, un viaje largo a través del Océano Atlántico que le llevaría a uno de los países, sino el que más, importante del mundo, ¿Cómo no iba a estar emocionado? ¡Siempre había oído de aquel...sueño americano, tanta gente que quería viajar allí, tantas oportunidades!

Bien, sabía que la mayoría eran exageraciones, pero de todas maneras estaba extasiado por ir.

O-Oh...¿Estados Unidos...?—Por poco se le olvida que seguía en llamada con el ruso, su triste tono de voz preocupándole.

—¿Qué pasa?

Rusia tardó brevemente en responder, una pequeña mueca en sus labios—Ah...no, nada...que tengas cuidado, nada más.

—Oh Rossija, tranquilo, no me van a comer vivo.

El mayor rió ligeramente, sonriendo con suavidad—No es eso, simplemente...no quiero te cambien o algo; ya sabes, tienen ideas muy diferentes y...¡I-imaginate que vuelves como un típico americano repulsivo egocéntrico!

Una energética carcajada se escapó de los labios del menor, divertido por las absurdas ocurrencias de su novio. Calmó su risa y apaciguó su respiración, sonriendo con burla—Rusia, el aire de Nueva York no me va a volver un oh- malvado capitalista consumido por el poder del dinero~

—¡Bueno! Solo ten cuidado con los empresarios, manada de sanguijuelas.

—Estoy más preocupado en que me llamen nazi de mierda—Rodó los ojos, entretenido por las pequeñas e infantiles quejas del rubio.

Eso se arregla con un tiro en los cojones—Espetó el ruso, alegre por escuchar las risas que ocasionaba en el menor.

—De todas maneras...sé que cuando vuelva me podrás quitar el adoctrinamiento con otros métodos~

Oh, claro que sí bebé, te haré ver que los soviéticos somos mejores en todos los aspectos~

—¿Ah sí~?

𝑨𝒎𝒆𝒓𝒊𝒄𝒂𝒏 𝑫𝒓𝒆𝒂𝒎 || Alemania + USA. CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora