|| 1: The city of freedom ||

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El viaje había drenado cual fuera la energía que ambos hombres tenían en su interior, por lo que después de aquella comida/desayuno habían coincidido en dejar la aventura y el turismo para la mañana siguiente.

Como así se prometieron, cuando el sol se alzó y se coló entre las cortinas de su habitación, Alemania despertó para saludar a un excitante nuevo día. Se quitó las calientes y esponjosas sábanas de encima casi a regañadientes, el frío del invierno neoyorquino enfriándolo instantáneamente; se puso en pie para estirarse propiamente, alzando sus brazos y poniéndose de puntillas hasta oír sus huesos tronar y su columna enderezarse; suspiró con satisfacción, metiendo sus fríos pies en las suaves zapatillas de estar por casa que le habían otorgado.

Antes de bajar al comedor se lavó rápidamente la cara, refrescando su apariencia y quitándose las legañas y el sueño que todavía quedaba en sus entrañas. Ahora sí, descendió las largas y anchas escaleras alfombradas atraído por el olor a desayuno que se podía sentir desde la cocina. Sonrió inconscientemente, pudiendo ya saborear el gusto americano de aquel plato.

Hablando de americanos, el jefe de aquel país ya estaba sentado en una silla del comedor, una pierna encima de la otra y su rostro desinteresado mientras leía el periódico del día, noticias sobre la economía desarrollada de la nación, avances tecnológicos y política de la que él ya estaba enterado.

—Buenos días—Saludó el alemán con una pequeña sonrisita, sentándose en la silla contigua al estadounidense para poder estar cerca de él.

Mornin' —Murmuró casi ilegible, un puro encendido en su boca esparciendo humo a la vez que hablaba.

Dejó el periódico en la mesa con un resoplo,  expulsando aún más nicotina. Todavía portaba su pijama, unos pantalones anchos de tela celeste pálida que conjuntaba con una camisa de manga larga de la misma textura y color, solo que se encontraba completamente abierta. En su mano sujetaba el gordo cigarro, y en la otra una taza de café negro humeante que suponía el alemán, era todo lo que iba a tomar.

—Wow, café y cigarro, desayuno europeo—Bromeó Alemania, acercándose para si mismo el periódico que soltó el contrario.

USA soltó una pequeña carcajada, inhalando del puro con diversión; suspiró con aire de actor, melancolía en sus palabras—Qué puedo decir, está en mis raíces...Nací por el imperialismo y moriré con él.

Alemania rió como respuesta, mirando entretenido la forma en la que América relataba sus palabras, siempre con un tinte de ironía y broma.

Optó por ojear los papeles en sus manos, grandes palabras en negro y cursiva decorando los titulares de cada página en una nueva noticia. Pasó las hojas mirándolas rápidamente, hasta que una llamó su atención.

—¡Propaganda anti-comunista, mi favorita para empezar el día!—Exclamó con fingido entusiasmo, observando con una jocosa sonrisa las fotos y grandes pósters que decoraban las páginas en blanco y negro, alzando la voz por unidad en aquella reciente Guerra Fría—¿Se las puedo llevar a Sowjet como souvenir?

No obtuvo una respuesta verbal, sino que sintió cómo el periódico era arrebatado de sus manos ante la cara estoica del americano, que enrolló el papel en un cilindro para darle un golpe en la cabeza al menor.

—¡Ey, abuso de la autoridad!

—Calla que te doy otro.

Alemania hizo una mueca decepcionada en sus labios, sintiendo la divertida mirada del mayor en él.

—No me arruinarás la relación—Respondió como sentencia, cruzándose de brazos y mirando altivo al azabache, que no hizo más que alzar una ceja incrédulo.

𝑨𝒎𝒆𝒓𝒊𝒄𝒂𝒏 𝑫𝒓𝒆𝒂𝒎 || Alemania + USA. CANCELADAWhere stories live. Discover now