Capítulo 15.

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Liebe

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Liebe.

Theo.

El olor a sexo y loción abunda en mi habitación, mi falsa prometida duerme abrazando las almohadas y envuelta en mis sábanas.

Me acerco observándola, la respiración relajada y el blanco de las sábanas la hace lucir como una persona calmada, cosa que no es, para nada.

Es arisca, valiente, enojona y mandona. Y todas esas cualidades la hacen tan atractiva.

Abre los ojos mirándome como un halcón.

—¿Qué miras? —Sí, arisca y enojona.

—Nada. —Me acuesto a su lado, sin subir los pies a la cama, ya que yo sí estoy vestido—. Voy a comprar ropa, toda la mía se quemó en el departamento, ¿quieres venir?

—No. —Medio se levanta, apoyándose en sus codos para verme—. Dile a Sarah, ella estará encantada.

Aún sigue sin admitir estar celosa.

—¿Celosa todavía? —Indago, burlesco. Intento acariciar su cabello, pero aparta mi mano.

—No. Te dije que celas a quien te importa y tú a mí no me importas.

—Claro y en el campo casi te matas con un tipo de diez pies por m... —no me deja terminar.

—No discutí con él por ti, lo hice por el orgullo de mi equipo que casualmente también es el tuyo. —Se levanta, envuelta en sábanas—. Si ustedes quedan en vergüenza, las porristas también.

—Ajá ¿y el presentarte con mi apellido que tiene que ver con el equipo?

—¿Sabes qué? Cállate —se encamina al baño—. Voy contigo, pero me vas a modelar y me dejarás elegir que compras.

—Solo si tú también modelas para mí. —Impongo mis condiciones.

—Sueñas, recuerda que solo tengo un millón de libras —me habla desde el baño, escucho como abre la ducha—. Tenía un millón... ahora hay ochocientos mil. Ese puto alquiler salió en doscientas mil libras con todo y los depósitos de seguridad.

—Te dije que podías quedarte aquí y no quisiste. —Me coloco el Rolex.

—¿Y tener que convivir con tus vecinas? No, gracias.

—Es lo mismo, ahora también serán tus vecinas.

Estoy muy concentrado en mi reloj como para notar cuando me lanza el shampoo a la cabeza, pero tiene una puntería tan buena que me da en el pie.

—¿Estas desquiciada?

—Herencia paterna. Ándate con tu Saritah que seguro ella si esta cuerda.

—Psicópata.

No superará el tema de Sarah nunca.

Bajo a preparar café mientras ella se viste, usa el mismo vestido de anoche sin el abrigo. Sirvo dos tazas que tomamos en silencio observando el paisaje que nos brinda la mañana de Londres desde mi balcón.

NUESTRO. (Borrador) [Libro #1].Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora