Y Juraron Hermandad

Sabo

— ¡Alejen esa cosa de mi! ¡Oye tu! Hazlo dormir o algo no lo soporto.

Son las primeras palabras que escucha de la mujer que le dio a luz, no son lindas palabras ni lagrimas de felicidad por su llegada. Son miradas frias y una sonrisa que no demuestra felicidad, es un niño nacido para que el amo de casa tenga un heredero, su madre no esta feliz, ella tenia otros sueños que solo terminar casada con otro noble, pero por ser mujer no es digna de ser heredera de la fortuna de su familia sin casarse.

Y este niño la amarra de por vida a una vida injusta pero con dinero.

La criada lo toma en sus brazos sintiendo pena por esta criatura que no sabe del calor maternal, que tiene sus ojos cerrados dormiendo tranquilo mientras la mujer que deberia estar meciéndolo sale de la casa a tomar el té con personas con mas dinero solo para obtener mejor reputación en Goa.

Lo dejan en su habitación que esta al otro lado de la mansión alejado del dormitorio de sus padres, lo acurrucan en mantas heladas de seda que son de gran valor que harian que cualquiera reclamara por mantas mas calidas pero el bebe se acomoda y duerme placido.

La criada se aleja apagando la luz de la habitacion y mirando por ultima vez al niño cierra la puerta dejandolo completamente solo.

Oscuridad, silencio y la luz unica luz que entra por su ventana es de color blanco.

Una luz que lo hace reir cuando despierta en horas que deberia estar dormido, el pequeño bebé se acurruca en el suave canto que escucha en sus oidos, ese canto que lo hace ignorar los gritos de sus padres, ese canto que lo acompaña hasta que no puede oirlo mas por culpa de las exigencias que lleva ser un niño noble heredero de la fortuna de su familia.

Dos años tiene cuando se da cuenta que esta vida no es para el.

Tiene el cabello rubio al igual que su madre, ojos azules igual que ella, no tiene nada de su padre, a veces hasta cree que tampoco se parece a su madre, Sabo se ve al espejo de la tienda en donde compra sus trajes a medida, la señora que anota sus medidas le da miradas molestas cuando este se atreve a temblar un poco al pasar tanto tiempo en la misma posicion que hace que sus bracitos se acalambren.

- Estamos listo señora Outlook, el joven tendra su traje en dos dias - su madre le agradece, estan or salir de la tienda cuando la anciana vuelve a hablar - Tiene un extraño color blanco en su cabello deberia arreglarlo - 

Y sabo sabe que esa sonrisa que tiene su madre, es la que usa para pedir disculpas e inventar alguna excusa ridicula, tambien sabe que esa sonrisa no es nada bueno para el, no es una sonrisa que permanece cuando salen de la tienda, es una sonrisa forzada que hace que vuelvan a casa a toda prisa.

Su cabello vuelve a caer por sus hombros, cortado, dañado.

No duele, o al meno intenta que no duela, desde que su cabello comenzo a desteñir el amarillo de su herencia Sabo se pregunto como se veria si lo dejara crecer. tal vez se veria mucho mejor que con mechones mal cortado y cabello de una pulgada de largo.

- Usaras esto hasta que veamos que podemos usar para tu... deformidad - dice su madre con una sonrisa espeluznante.

Asi es como obtiene su sombrero de copa, tan elegante de un azul que le hace recordar el cielo y la profundidad del mar, lo ama, lo hace sentir seguro, desde que comenzo a usarlo los cortes de cabello son menos frecuentes, su sombrero es su objeto seguro y pretende usarlo todos los dias si es necesario.

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Tiene cinco años cuando decide hacer lo que ningun niño a su edad deberia pensar.

Escapa de la mansion que a su ojos fue la jaula que lo encadeno durante sus cortos años de vida, escapa de sus padres, escapa de los nobles y las riquezas que hay en una vida acomodada, Sabo escapa hacia los suburbios, hacia donde sus padres nunca podrian encontrarlo porque nunca serian capaces de pisar un lugar tan asqueroso como lo es la terminal gray, un lugar de basura y gente pobre, gente que no tiene ni un peso para comer, gente que Sabo siente que merecen una vida mejor que todos los bastardos que viven en la gran ciudad.