Capítulo 36

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Aitana

3 semanas. 21 días. 504 horas. 30240 minutos. Y no me interesan los segundos.

Inconsiente. Dormida. Al borde de la muerte, y ahora.....viva. Una vez más sobreviví. Primero fue Jackson, y ahora....

¿Un despiste? ¿Torpeza? No lo recuerdo.

¡¿Por qué no lo recuerdo?!

Suspiro harta de todo esto. Me dijeron que no debía esforzarme en recordar, el tiempo lo hará. Pero vamos, ¿Desde cuándo aquí yo hago caso?

Danna está frente a mí durmiendo. Lleva toda la tarde sin abandonar la habitación.

Una vez más.

—Ey.

Reconozco la voz.

Ben.

Se acerca hasta mí y me abraza. Supongo que les informaron que por el momento debo comunicarme con un apretón de manos. Uno para un sí, y dos para un no.

—¿Necesitas algo?

«Quiero ir al servicio »

Aprieto su mano. Le pregunta a dónde y con mis ojos señalo la puerta dentro de la misma habitación.

—Vale.

Me acerca una silla de ruedas y cuando me ayuda a sentarme el cuerpo me tiembla horrores. Miro con pánico a mi amigo, pero él, con una cálida sonrisa me dijo que todo estaría bien.

—¿Segura que puedes sola? ¿No quieres que despierte a Danna?

«No»

Es vergonzoso el tener que ayudarme con la bata y el excusado.

—¿Cómo dijiste aquella vez?—toma mis mejillas y lo miro—, ¿Como si nunca hubiera visto una braga?—sonríe y provoca lo mismo en mí —, Anda, te ayudo, si quieres miro hacia otro lado, ¿Va?

«Sí»

Sube mi bata hasta mis muslos y pregunta;

—¿Quieres que me vaya? Te espero afuera.

Aprieto su mano una vez.

—Dale.

Se aleja y yo me quedo sentada en el excusado.

Me deshago de esa incomodidad en mi vejiga. Y cuando intento subirme las bragas con mi mano factible, levanto un poco de más la bata, dandome la imagen de mi bajo vientre una grande cicatriz.

La toco.

—¡No estoy embarazada!

—¡No me mientas! —riñe — te vi entrar a la farmacia esta mañana. Lo compraste, y estoy seguro que por lo ofrecida que eres que el resultado es positivo.

No pude ahogar mi grito ante el recuerdo. No sé la voz, no ubico la cara, todo es borroso, pero....esas palabras....

—¿Estás bien?—ingresa Ben exaltado—¿Aitana?

Siento como mi cuerpo tiembla. Y el dolor provocado es indescriptible.

Mamá muerta.

Mi bebé muerto.

Mi cuerpo cae.

—¡Aitana!

Alguien acaricia mi rostro.

—¿Me escuchas?—pega su frente a la mia.

¿Quién eres?

—Estoy aquí, pequeña, aquí estoy.

Mi mano menos dolorida se eleva hasta chocar con una superficie dura, de la cual no me toma mucho detectar que es el pecho de Joey, su corazón.

Extrañamente me calmo.

1....2....3....

Su corazón.

4...5...6

—¿Lo oyes? — susurran en mi oído—Te amo.

—Mierda.

Sigo en el baño. Ben y Danna me miran fijamente preocupados. Danna presa del pánico y Ben, la paz del grupo, aunque su respiración dice otra cosa.

Lo loco de nuestro cuerpo. Habla antes que nuestra boca o desmiente nuestras palabras. El lenguaje corporal es una mierda a veces.

Siempre delatando.

—¿Puedes sentarte?—pregunta él extendiéndome sus manos.

Me apoya en su torso y acto seguido me toma en brazos levantándome.

«Soy pesada. Gorda. Puedo lastimarte, Ben»

<<Cállate, ridícula>>

Me sienta en aquella silla de ruedas y me lleva hasta la camilla con Danna detrás. Ambos me acomodan con almohada y cobija y Danna seca mis lágrimas. Aquella que había dejado caer.

Alguien me apuñaló.

Alguien me empujó.

—No estás sola, Aiti—susurra abrazándome.

Conociendo a Joey, de haberle avisado ya estaría aquí. Por lo que supongo no dijeron nada.

Y así lo prefiero la verdad.

Dejo que mis amigos me apapachen hasta que en un momento dado, mis ojos se cierran, dándole paso al silencio.

Cien momentos ✅  [ Libro 2 De La Biologia Cien]Where stories live. Discover now