21. Buenas intenciones, secretos y... ¿protestas?.

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    Luego de esa llamada Hyeju no volvió a ser la misma porque  en ella había evolucionado un estado de consciencia que le incitaba a remediar el penoso daño causado  durante los difíciles años de convivencia con su hija. Su ex-prometida le había abierto los ojos, aunque auspiciada por la inesperada ruptura que le consumía con desesperación; sin embargo Hyeju tenía un nuevo propósito, que a fin de cuentas tendría que ser el interés de cada progenitor: estrechar los vínculos positivos con su descendencia. Precisamente en esas actividades andaba la mujer, que con cierta reticencia tocaba la puerta del cuarto de su hija:  

    — Chae, pequeña,  necesito hablar contigo. Chaewon responde, entraré. 

    La mujer inspeccionó cada rincón del cuarto, asombrándose por desconocer los gustos tan extravagantes de la joven:  la pared estaba forrada con ropa negra, especialmente camisetas con estampados de  animales feroces y seres mitológicos de aspecto macabro; además también tenía  posters con palabras malsonantes y personajes de videojuegos.  Los objetos personales como  ropa, libros y material de estudio estaban ordenados cuidadosamente en los muebles que carecían del más mínimo rastro de suciedad. A un lado del escritorio una guitarra cubría varias photocards de celebridades como Sooyoung y Chuu, las únicas personas que Hyeju sabía, eran las figuras públicas más admiradas por su hija. 

    En el rincón opuesto a la cama de Chaewon estaba un recipiente de plástico colocado sobre varias cajas de cartón que funcionaban como mesas improvisadas. La curiosidad llevó a Hyeju asomarse a la extraña estructura y apartó la tapadera sin cautela. Apenas pudo reaccionar cuando varios ratones pequeños saltaron esquivándole el rostro para luego correr despavoridos en cualquier dirección de la casa.   

    — ¡Esta niña! ¡¿Cómo se le ocurre criar ratones sin mi permiso?! ¡Ya tengo suficiente con esa estúpida serpiente como para aguantar ratones! ¿por qué no le compré un agapornis o una cacatúa? Si tanto le gustan los reptiles quizás una tortuga hubiera sido un animal menos problemático. 

    Absorta en sus quejas, Hyeju ignoraba que una vez a la semana la tierna serpiente del maíz Myokki, se daba sus festines patrocinados por  su abnegada cuidadora, Son Chaewon, quien disfrutaba  observar un espectáculo digno de las mejores batallas entre gladiadores y fieras como se hacía en el tiempo de la grandeza romana: ¡una serpiente cazando ratoncitos inofensivos nunca fue tan divertido! De hecho ese era el entretenimiento favorito de Chaewon sólo detrás de enterarse  de aspectos íntimos de la vida de sus artistas favoritas.

De todas formas el enojo se le pasó rápido a Hyeju pues tenía algo pendiente con su hija. 

    — ¿Dónde te has metido, Chaewon? — suspiró decepcionada—. Así que has sido tan independiente de mí que ni siquiera sé las cosas básicas de ti... perdóname hija. 

    La mujer se sentó en la cama y observó un pequeño Kirby  rosado que adornaba la cama de Chaewon. 

    — Prometo que seré una mejor madre para ti. 

    Hyeju volvió a repasar sus pensamientos arrepentidos y posó la vista  en la morada de la mascota de su hija:  ese enorme  terrario de cristal estaba abierto y en su interior no había nada más que objetos decorativos, y eso solo significaba una cosa: el animal había escapado y probablemente Chaewon estaba detrás del misterio.


*****

    El caos social se observaba con la fuerza de varios grupos de protesta que acorralaban las oficinas de Creative Studios. Corea tenía un historial impecable de protestas pacíficas pero esta vez las personas estaban furiosas y exigían un escarmiento para la desaparecida pareja de estafadoras, tanto así que lanzaban huevos y uno que otro ladrillo a las ventanas del edificio. 

Lights, Camera, Action, Pose!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora