05. Kill

417 61 62
                                    

SeHun dejó de teclear en su computador cuando se hicieron las tres, ya llevaba varias horas escribiendo en su estudio y era lo suficientemente tarde para hacer algo más esa noche, así que con cuidado, luego de guardar los archivos de lo que había adelantado para su próxima historia, bajó la tapa y se fue estirándose a la habitación.

El lugar estaba oscuro pero tenía ese toque familiar que le encantaba cuando entraba a la habitación. Con cuidado levantó las sábanas y se deslizó hacia dentro, y con sus manos buscó el calor del cuerpo de su esposo quien estaba totalmente dormido.

Acomodó su rostro en la nuca contraria y respiró su aroma sintiendo el increíble perfume natural llenarle los pulmones y suspiró.

—Es tarde... —susurró JunMyeon, poniendo sus manos contra las del menor—. Te dije que descanses.

—Estaba inspirado —se justificó, acariciando con su nariz el cabello del otro—. Lo siento.

—Mañana te prepararé un buen desayuno.

—Claro. Gracias, amor.

JunMyeon se giró para abrazarlo, el mayor coló sus manos dentro de su ropa y terminaron dándose un beso antes de caer nuevamente dormidos.

Era increíble que ya habían pasado cinco años desde que se casaron.

Y sinceramente, JunMyeon no podía ser más feliz.

SeHun había hecho de su vida una maravilla, no solo apoyándolo en cada uno de sus sueños. Fue largo y complicado, un camino lleno de piedras que lo hicieron caer muchas veces, pero él tenía unos brazos que lo levantaron cada vez y curaron los raspones de sus rodillas. Lo ayudó en todo lo que pudo para mantenerlo cuerdo.

El mayor afortunadamente se había recibido de escritor, era increíble leer los libros de SeHun, o aún mejor, que sea este quien se los lea y le explique qué sentía cuando ponía esas escenas en los capítulos, haciendo que el menor se pierda en el sonido de su voz y la forma de escribir de su esposo, tan única y confidente.

Cuando los rayos del sol golpean su rostro él abre despacio los ojos y estira el cuerpo. Debían ser casi las nueve, así que tenía más o menos una hora para darse una ducha y hacerle un buen desayuno a SeHun que apenas había probado bocado en la cena porque él había tenido un turno largo, muchos pacientes muy delicados que él debía tratar con sumo cuidado.

Luego de darse un baño rápido, fue a la cocina secando su cabello con una toalla, puso las cápsulas para el café y fue directo a la tostadora a poner algunas rodajas de pan. Hoy tenía el día libre luego de varios días activos, ser psiquiátrica era complicado pero le gustaba ayudar a la gente.

Las tostadas saltaron y dejó las dos tazas de café humeando sobre la mesa, puso leche y azúcar en ambas y untó mermelada de durazno para irse a buscar a su dormilón esposo que seguro estaba con las sábanas hasta la cabeza.

Al entrar al dormitorio efectivamente SeHun estaba totalmente tapado, él hacía eso como berrinche cuando se levantaba y lo dejaba solo en la cama. Se sentó en la orilla y en prácticamente cinco segundos ya tenía nuevamente unos brazos rodeando su cintura y la cabeza de SeHun buscando mimos en la mañana. Él, por supuesto, se los brindó.

—Hola, guapo —sonrió JunMyeon, acariciando su cabello, tocando con suavidad sus orejas—, ¿pudiste dormir bien?

El menor solo asiente, suspirando ante el tacto, buscando más como un cachorro necesitado de atención.

—Hice el desayuno, ¿Lo traigo o quieres levantarte?

—Aquí... —SeHjn susurra, porque no quiere salir de la cama, menos estar lejos de JunMyeon ese día, era el día libre del mayor y quería estar con él hasta que no pueda respirar.

Kiss, Marry, Kill | SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora