ᴇxᴛʀᴀ ᴄᴜᴀᴛʀᴏ

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Win y Bright habían pasado el último mes organizando la boda, haciendo crecer sus empresas a nivel internacional, cuidando a sus bebés y en el hermoso refugio.

Para Bright cada día era mejor, ver a sus dos cachorros lo hacía extremadamente feliz. Win, por otro lado, había estado un poco apartado, apenas lo abrazaba, evitaba el contacto, pero si Bright salía de la habitación podría llorar durante todo el tiempo que estuviera lejos, aún si cuando volvía no lo volteaba a ver.

Un ejemplo era el de ese momento, estaban viendo La Princesa y el Sapo, Bright se levantó para ir al baño e inmediatamente Win comenzó a llorar, el Alfa se acercó para saber que le pasaba y él solo lo alejó y se excusó con la muerte de Ray.

El Alfa no tenía idea de que hacer, su Omega lo alejaba, no hablaba con él y podía sentir el dolor y la frustración de mantenerse lejos, ambos siendo heridos.

"Nuestras madres vendrán por los cachorros en un rato, van a pasar la tarde con ellas".

"Bien".

El Omega se alejó, dispuesto a salir de la habitación, ya sintiendo las lágrimas en sus ojos por separase de su Alfa y no tener su protector olor a su alrededor.

"Win". Lo tomó de la mano para que no saliera. "¿Qué pasa, Omega? ¿Por qué te alejas de mí? ¿Hice algo mal?".

Win se soltó del agarre y salió de la habitación, reteniendo las lágrimas, cuando escuchó el timbre. Se dirigió a la sala donde sus bebés estaban sentados con sus pequeños bolsos esperando a sus abuelas. Se dirigieron a la puerta, donde estaban ambas mujeres, e intercambiaron un par de palabras antes de que se retiraran.

Una vez solo, Win sintió un tirón en el lazo, un horrible sentimiento de tristeza viniendo de su Alfa herido por el desprecio de su Omega. Se dirigió rápidamente a la habitación donde se encontraba su Alfa, encontrándolo en una esquina de la habitación con algunas de sus prendas aferradas a su mano.

"¡Alfa!". Le dijo, llorando y sintiéndose mal por haberse alejado de él.

"Omega". Sonó herido, anhelante.

"¡Lo siento!". Terminó sentado sobre él, de alguna manera logrando quitar el fuerte agarre que ejercía sobre las prendas. "No debí alejarte, Alfa, perdón". Su llanto era casi exagerado, igual de herido que su Alfa.

"¿Qué hice mal?". La voz del Alfa sonaba quebrada, pequeñas lágrimas saliendo de sus ojos.

"¡No! Nunca podrías hacer nada mal, eres el mejor Alfa del mundo".

"¿Entonces? ¿Por qué llevas semanas alejándome? Mi Alfa cree que nos van a dejar, y estoy pensando lo mismo".

"¡No!". Win lloró más fuerte. "Soy un mal Omega".

"Dime que pasa". Pidió, marcando con su aroma al Omega para calmarlo.

"Estoy embarazado". Susurró entre lágrimas. "Tengo dos meses".

"¿Embarazado?". La mirada del Alfa se iluminó. "¿Por eso te alejaste así?". Habló con el mismo tono bajo que utilizó el Omega.

"Tenía miedo, Alfa. Los supresores fallaron. No dijimos fecha para la boda, no quiero casarme con un enorme vientre de embarazo, tenía miedo de que te enojaras conmigo por no poder hacer la boda pronto. No quiero que te enojes conmigo". Dijo, volviendo a llorar.

"Dios, Win". Carcajeó antes de abrazarlo más fuerte, quedando con la cara de Win enterrada en su pecho y con la suya sobre el cabello del Omega. "¿Cómo me voy a enojar por eso? Nos casamos cuando tu digas, no cuando yo lo haga. Si quieres esperar cinco años antes de casarnos, jamás te diría que no. Te amo, Omega, no podría estar enojado por tenerte embarazado. Si quieres esperar hasta un año después de tener a nuestro bebé, eso haremos".

"Perdóname, Alfa, debí decírtelo antes, no debí alejarme de ti". Restregó su cara por el pecho y cuello del Alfa, dejando besos y mordidas pequeñas, marcándolo con su aroma.

"Solo no vuelvas a alejarte de esa manera, me destruye por dentro tenerte lejos".

Bright se levantó con su Omega en brazos, caminando en dirección a la cama, donde lo acostó le quitó la ropa, reemplazándola con la suya para mantener su olor en el amor de su vida.

Se acostó junto al Omega, atrayéndolo hacia él, casi hasta tenerlo encima, aprovechando para acariciar su bonita pancita.

"Te amo, Alfa". Le dijo Win con voz suave.

"Te amo, mi Omega".

Así se durmieron luego de unos largos minutos de mimos y besos.

Alfa y Omega relajados, estando donde siempre han debido estar, uno junto al otro.

Justo donde el destino lo mandaba.

Justo donde el destino lo mandaba

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