Insinuación y Promesa

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Severus regresó a Hogwarts envuelto en un aura ambigua como solía suceder con él. Por una parte estaban las felicitaciones efusivas y admiración de los Slytherin, que se sentaron en torno de él para conocer los pormenores de su enfrentamiento en su Sala Común, multiplicando su liderazgo por las nubes. Estaba también el regocijo de los muchos que sufrían el buleo de los Merodeadores y que se sintieron vengados por la acción de Snape. Esta mayoría había opacado o silenciado a Gryffindor en el Gran Salón, pues según expresó Lucius Malfoy movido por el odio: "Ante amenazas, Gryffindor guarda silencio."

En la otra cara de la moneda se encontraban quienes reprobaban la respuesta de Snape. La imagen de James y de Sirius en San Mungo, inconscientes y gravemente lesionados, despertaba compasión y comentarios como "Ése no era el camino", olvidando que ellos mismos no habían propuesto camino alguno y que con los acosadores no funciona el diálogo. Los profesores rechazaban a Severus, excepto Slughorn, que lo mantuvo como Adjunto. Severus estaba hecho a situaciones difíciles y no sintió la mínima agitación por la controversia; al contrario, gozaba causando esas reacciones.

Le gustaban las reacciones del ser odiado. Las del miedo no le causaban interés. Varios alumnos creían que por nada, Snape se lanzaría contra ellos y lo evadían. Peter era un caso de esa índole y con mayoría de razón. En los pasillos, al ver a Snape desde lejos Pettigrew corría para dar un rodeo y evitar cruzarse con él.

No se podía saber cómo estaba Remus Lupin. Una denuncia estilo Lily Evans al Departamento de Seguridad, que al contrario de ella argumentó lo suficiente y no solo quejas histéricas, había llamado la atención. El Profeta anunció los trabajos de localización del ex Prefecto de Gryffindor, removido del cargo por llevar una semana sin presentarse a clases. El motivo era la obvia preocupación por su seguridad. Las preguntas a Snape sobre por qué los llamó por apodos las respondió diciendo que él se los puso en ese momento. No obstante, indicios condujeron a que la búsqueda de Lupin se relacionara con un probable estado de licantropía, que de confirmarse, en cuanto James y Sirius despertaran los haría tener mucho qué explicar.

Lo que bastantes tomarían como audacia y fidelidad a un amigo, eran delitos, y lo cierto era que su grupo había sido destruido, así como su reputación, para dolor de McGonagall y Dumbledore.

Severus se sentía liberado y tampoco le importaba no haber medido las consecuencias de sus actos. Los del Clan se preguntaban qué habría hecho de haber sido expulsado, pero sabían que tendría algún as y que si desertaba de Hogwarts irían con él, enfrentando la pérdida de herencias y su lugar en el árbol genealógico.

Para el Slytherin fue fortuito que los Sagrados intervinieran, pero éstos tenían sus razones: No iban a perder el aura de victoria sobre Gryffindor que Snape les obsequió, por lo que sostenerlo en el colegio significaba una revancha contra un sistema que escarnecía a las Serpientes.

Aunque con los meses los comentarios en el colegio disminuirían, hubo un efecto duradero.

Ese efecto fue el aura de Snape. Se implantó y prometió expandir un halo característico que infundía temor. No se trataba de su reacción mágica o física estrictamente. Se trataba de que había dejado emerger públicamente una parte de su ser, que el colegio percibió con poder en una mezcla de luz y de oscuridad. Severus lo notaba, pero lo experimentaba como un sentimiento nuevo dentro de él, y pensando en la manera de expresarlo comenzó a rondarlo la idea de un atuendo donde dominara el color negro y la estética de Artes Oscuras.

El otro efecto, y no menos relevante, fue relacionársele de manera inequívoca e íntima con Hermione Granger. Para Hogwarts, ellos eran novios, los novios por pertenecer a casas tradicionalmente enemigas, lo cual los dotó de un halo romántico, pues si bien había parejas como ellos, su fama era especial, pues se había visto cómo antes de acabar con los Merodeadores, Severus escuchó atentamente a Hermione, por lo cual la veían como una auténtica bruja, inspiradora, y cualquiera se lo hubiera pensado cuatro o cinco veces antes de meterse con ella, por mostrar su fuerza, y por la reacción de Snape.

Onyx PassionWhere stories live. Discover now