🔞𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 11🔞

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Camila había alcanzado el paraíso después de haber hecho el amor con Jonathan, disfrutando de aquellas sensaciones que le daba su joven amante. Lástima por las marcas que le había dejado esas esposas en sus muñecas. El se dio cuenta de eso y fue a buscar si había un botiquín de primeros auxilios y para su suerte, la encontró en el baño. En ese transcurso, ella lo ve paseándose completamente desnudo de aquí para allá buscando eso y sus mejillas se ponen coloradas. 

Para Camila, Jonathan es un dios del olimpo, un hombre completamente hermoso y fuerte, un hombre que vuelve locas a las mujeres y se muerde los labios. 

-Aquí lo tengo. -Le muestra el alcohol y las gasas.

Se da cuenta la forma en la que lo está mirando y se sienta en la cama. 

- ¿Pasa algo?

-Solo te estaba mirando. -Baja la cabeza con timidez.

Toma su mano con delicadeza y destapa la botella para colocar un poco del alcohol sobre la gaza, pasa con cuidado la gaza mojada sobre su muñeca izquierda y ella hace mala cara.

- ¿Duele?

-Un poco.

La mujer lo mira con atención, pareciéndole tierno que la cuide de esa manera. 

-Perdón por esto, no quise lastimarte. 

-Lo sé. 

El boxeador se da cuenta que la está mirando y ella le sonríe con ternura.

-Sabes que puedes volver loca a cualquier mujer, ¿te diste cuenta?

Se encoje de hombros y termina de curarle las heridas, dejando todo en la mesita de noche.

-Mejor no hablemos de eso gatita.

Besa sus labios con tanta seducción, matándola suavemente, haciendo que sus zonas bajas se enciendan y arrasando todo a su paso. 

-Lo único que me importa es volverte loca.

-Ya lo hiciste desde que te vi en el hospital, papi.

Se asoma una sonrisa traviesa en el rostro frio de Jonathan y acaricia su mejilla, viendo como ella cierra los ojos. 

-. Me encanta ver cómo te pones así cuando te toco, como te sonrojas y se te afloja la respiración.

Con la yema de sus dedos empieza a acariciar su cuerpo desnudo, pasando por todos los lugares que no paso y besa su cuello con tanta devoción, dejando pequeñas marcas en ella por sus succiones. El ronroneo se hace escuchar de los labios de Camila y la hace acostar boca abajo, dándole acceso a toda su espalda para besarla y acariciarla como se debe. 

Ella tiene la cabeza recostada sobre la almohada y está ansiosa de saber lo que va a hacerle. Jonathan está recostado sobre ella, corriendo su cabello sedoso hacia un costado y chupa suavemente su nuca, volviéndola loca poco a poco, sus besos mojados se deslizan hasta su espalda, dándole descargas electrizantes en todo su cuerpo, encendiéndola por completo. Arruga el rostro mientras cierra los ojos, perdiéndose en el placer que le transmite esos labios tan tentadores. 

Camila está siendo sometida por un hombre que la hace perderse en mares de lujuria y está muerta de ganas con que la tome y la haga suya. Lo que no pensaba es que el boxeador se iba a tomar el trabajo de besar cada centímetro de su espalda hasta que no pudo aguantar más la erección de su entrepierna. Su virilidad le está pidiendo a gritos por ella y la penetro de inmediato, ambos gimen al estar unidos al fin y la toma de la cintura 

Su estreches lo toma por completo y se le escapa un gruñido desde el interior de su cuerpo, es tan maravilloso estar dentro de ella que no puede negarlo. Empieza a moverse, chocando su pelvis contra su trasero y Camila no habla, solamente gime llena de placer. Utiliza la almohada para apaciguar sus gemidos altos, mordiendo con suavidad 

El ritmo fue fantástico para los amantes, entregándose a la lujuria del comento y el hombre tira suavemente de su cabello mientras la hacia suya. Las estocadas son de una rapidez y fuerza asombrosa, haciendo que sea incapaz que puedan aguantar los gritos que salen desde su garganta. 

El placer los colapsa y perdieron los orgasmos que tuvieron está noche, en cuestión de minutos, ambos llegan al orgasmo y el cuerpo de Camila está deshecho, respirando con fuerza mientras trata de respirar con normalidad. En cambio, Jonathan está mejor que nunca y le da la vuelta para besarla.

- ¿Qué me haces hacer gatita? ¿Qué tienes para que tenga tantas ganas de hacerte mía?

La toma suavemente del mentón y pasa la lengua por su boca antes de besarla apasionadamente

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La toma suavemente del mentón y pasa la lengua por su boca antes de besarla apasionadamente. 

Ella no puede responder porque ella siente lo mismo que el, sin embargo, sus sentimientos son distintos. Aunque no diga nada, está empezando a sentir una fuerza sobrehumana de que quiere estar con él, en cualquier momento del día en el que solo quiere sentir un abrazo suyo. 

Jonathan nunca la abrazo, ese tipo de afecto los rechaza rápidamente, cada vez que lo quiere intentar, se topa con una frialdad absoluta. Desearía tanto cambiar las cosas, salir huyendo de un hombre que no le da ninguna muestra de afecto, solo sexo.

Sin embargo, Camila no puede. Su cuerpo cae atraído hacia el cuerpo que solamente la lastima. 

No puede amarlo, ¿pero porque lo hace?

Porque lamentablemente, uno no elige de quien enamorarse, ojalá fuera tan fácil enamorarse de alguien que sienta lo mismo que uno. 

No obstante, ella no se rendiría, quiere cambiarlo y hacer que corresponda el amor que está empezando a sentir por él.

Camila piensa todo en eso mientras lo observa dormir, su respiración es profunda y tranquila. Ella está sonriendo y besa su mejilla con cuidado de no despertarlo. 

Se atreve a abrazarlo, apoyando la cabeza en su pecho y respira con tanta tranquilidad de poder sentir su corazón, esté golpea con fuerza y cierra los ojos para dormir con él.

¿Eso es lo que quieres? Porque no quiero que te enamores de mí, gatita... te enamoras de mí y me voy.

Ella está decidida a cambiar las reglas del juego, Camila estaba segura de ganar su corazón.

Devorame otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora