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ocho días antes de la boda

había estado buscando a la princesa toda la mañana, al igual que lo había hecho durante todo el día anterior. al menos, estaba aprendiendo sobre ella; sabía muy bien donde esconderse.

revisó cada lugar del castillo, inclusive aquellos que su existencia desconocía, ¿cómo es que era tan buena escapando de él? sinceramente, le sorprendía, porque él no sería capaz de esconderse tan bien en su propio hogar, ya lo había intentado.
la hora del desayuno se desvaneció mientras aún intentaba encontrarla, pero no le importaba, solo deseaba encontrarla entes de que la cena estuviera lista.

mientras tanto, jisung se encontraba descansando con su espalda sobre una de las columnas; desde el día anterior había estado escapando del príncipe lee y nunca hubiera imaginado que sería tan agotador. era bueno escapando de sus problemas, por esa razón no se había topado con minho ni una sola vez y estaba feliz por ello, no quería verlo hasta el día de su boda porque eso significaba que deberían conocerse y le aterraba sincerarse.
mirando el lado bueno, recorrió cada habitación del castillo y, por fortuna, encontró la biblioteca, ahora sabía donde refugiarse para poder leer un buen libro e ignorar a su futuro esposo.

— ¡ahí estás, eerin! — la voz del castaño lo hizo sobresaltarse, volviendo al mundo real — lo siento, no quería asustarte...

— no lo hiciste — arrugó un poco su nariz, se maldecía a sí mismo por haber tomado ese pequeño descanso — ¿qué es lo que desea, príncipe?

— ¿por qué estás escapando de mí?

— no lo hago, ¿por qué lo dices? — notó que el castaño rodó sus ojos, cruzando sus brazos como respuesta a esa acción — solo estaba... conociendo el castillo.

— ¿segura, princesa? no tuve suerte en nuestra conversación, ¿no es así?, ¿dije algo malo?

soltó un suspiro a la vez que desviaba la mirada — no es eso, min...

tomó la mano contraria, jalando un poco de ella para comenzar a caminar. — sígueme... quizá no quieres abrirte conmigo pero, ya te lo he dicho, no eres como las demás.

el agarre en su mano era ligero, como si no quisiera lastimarlo, pudo haberse librado del mismo con un rápido movimiento y escapar fácilmente, pero algo dentro de él lo detuvo completamente, ¿cuáles eran las intenciones de ese bonito príncipe? o, más importante aún, ¿por qué lograba cautivarlo de esa forma tan asquerosamente adorable? que repugnante era tener sentimientos. así que se dejó llevar hacía donde sea que ahora estuvieran yendo, aunque no estaba del todo seguro de su decisión, solo esperaba que el castaño no le insistiera tanto porque sabía que volvería a asustarse.
se había perdido tanto en sus pensamientos que no notó que habían llegado a un bonito salón con un piano en el mismo hasta que el contrario le habló.

— tocar el piano y cantar un poco son las cosas que más amo hacer — comentó, extendiendo su brazo para señalar dicho instrumento — siéntate, ponte cómoda.

¿a caso el príncipe iba a deleitarlo con sus dotes musicales?
sin decir o expresar mucho se sentó en uno de los extremos del asiento que se encontraba frente al gran piano acomodando, a su vez, la falda de su vestido, minho se sentó en el extremo contrario y se preparó para comenzar a tocar.
las manos del mayor presionaron las primeras teclas, dando inicio a una bella melodía en la cual llevaba meses trabajando. jisung observaba las manos ajenas, como se movían con agilidad y, con cada movimiento, sonaba una nota que provocaba que su piel se erice por la belleza de la misma, pero su sorpresa llegó cuando escuchó la voz de minho; volteó hacía él, quien miraba hacia las teclas, se veía absolutamente perfecto, tanto que lo hacía sentir pequeño a su lado, ¿estaba delante de un ángel? no lo dudaba, su camisa blanca combinada con sus pantalones beige lo hacía ver como tal. quizá, solo tal vez, comenzaba a interesarse un poco en el príncipe.

cuando terminó su canción soltó un pequeño suspiro y luego esbozó una sonrisa, volteando hacia la princesa de cabellos dorados, ella tenía un lindo brillo en sus ojos, lo que le hizo sonreír un poco más.

— entiendo si no quieres hablar conmigo...

— ¿sabes, min? — interrumpió — creo que debemos volver a empezar...

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𝗉𝗋𝗂𝗇𝖼𝖾𝗌𝖺 𝗁𝖺𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora