¿Man? - G!P ✔️

C: 18 - SON UNOS BÁRBAROS

Narra Hermione:

Hermione: Por Dios, ¡Galec! -grité asustada y corrí hacía él-

Gal: Hermione. -me miró asustado- ¿Q-Qué haces aquí? -preguntó , dejando a un lado la bandeja de su comida-

Hermione: ¿Qué qué hago aquí? Tú dime, ¿Qué te paso? ¿Por qué estás golpeado? -pregunté rápidamente, acunando mis manos en su mandíbula-

Gal: Auch. -soltó un quejido, haciendo una mueca-

Hermione: ¿Quién te hizo esto? -pregunté enojada, mirándolo directamente a los ojos-

Gal: Nadie. -susurró, intentando no hacer contacto visual-

Hermione: Galec, por favor, dime quién te hizo esto. -lo miré preocupada-

Gal: Nadie, Jean, me... me caí. Soy un poco torpe, ¿sí?

Ginny: Eso ni el tonto de Seamus se lo cree, amigo. -expresó detrás de mi-

Harry: Puedes contar con nosotros, Galec No tengas pena. -sonrió amable, parado a un lado de la pelirroja-

Hermione: Seremos esposos, ¿no? -le susurré- Puedes contar conmigo.

Gal: Lo sé, pero no quiero hablar de eso.

Ginny: Entonces dinos, ¿por qué cenas en las cocinas de Hogwarts? Los estudiantes normales lo hacemos en el gran comedor.

Hermione: Ginny. -suspiré, girando mi cabeza un poco para ver a mi amiga- Podrías buscar la comida para tu gato, por favor, yo necesito platicar con Galec. -murmuré , haciéndole una señal con mis ojos-

Ginny: Claro, vamos Harry.

Harry: Bien, cuídate Galec.

Gal: Gracias. -respondió un poco cortante-

-Harry y Ginny se fueron a otra parte de la cocina junto a los elfos los cuales con emoción recibieron a Harry, incluido Dobby. Mientras tanto yo regresé mi vista hacía Gal, quién estaba todo golpeado de la cara y con la camisa llena de sangre, al igual que su nariz y su ceja, la cual estaba partida-

Hermione: Ahora sí, dime. ¿Qué te paso? Y quiero la verdad. -lo miré enojada-

Gal: Por favor, solo deja que me vaya, ¿sí?

Hermione: ¿Qué haces comiendo aquí en la cocina?

Gal:  Cenando.

Hermione: ¿Siempre cenas aquí? Ay no puede ser. -me sorprendí al encontrar yo misma la respuesta- Galec, comes aquí siempre, ¿cierto?

Gal: ¿Qué?

Hermione: Por eso nunca te veo en el gran comedor. -lo miré sorprendida, al darme cuenta de lo que pasaba- Has comido aquí desde que entraste a Hogwarts, ¿no es así? -suspiré con tristeza mientras lo veía-

-Gal suspiro y me miró, igualmente con tristeza-

Gal: Sí. -murmuró cabizbajo-

Hermione: ¿Por qué?

Gal: Porque es difícil ser el hijo de Gellert Grindelwald, ¿feliz? -respondió intentando pararse, pero gracias a los golpes y heridas, el intento de hacerlo no funcionó, haciendo que cayera arrodillado frente a mi-

Hermione: Cuidado. -expresé, ayudándolo a levantarse-

Gal: Descuida, estoy bien. Yo... perdón por hablarte así, no es correcto de mi parte cuando no tienes nada de culpa, solo estoy... cansado. Necesito descansar, perdón, pero hoy no podremos platicar como lo habíamos planeado. Buenas noches, Jean, y perdón, otra vez.

-Después de eso Gal les agradeció a los elfos su hospitalidad y se fue cojeando de una pierna, de la cocina.

Yo solo lo vi irse, pero no quise hacer nada. No porque no quisiera, si no porque se veía que en serio no quería hablar y lo que menos quería era seguir haciéndolo sentir mal-

Harry: Hermione. -expresó, llamando mi atención-

Hermione: ¿Qué pasa?

Ginny: Ven, tienes que escuchar esto.

-Suspiré rendida, y caminé hacía los chicos, los cuales estaban con Dobby y un elfo más-

Harry: Ahora sí, Dobby. ¿Puedes repetir lo que nos estabas diciendo junto a Borens?

Dobby: Por supuesto, señor Harry Potter.

Ginny: Escucha con atención, Hermione.

-Yo asentí-

Dobby: Dobby le decía al señor Harry Potter y a la señorita Ginny Weasley que el señor Galec Grindelwald siempre ha comido aquí escondido en las cocinas.

Borens: Sí, desde que puso un pie en Hogwarts. -comentó el otro elfo-

Harry: Diles por qué.

Borens: Borens no sabe con exactitud la causa, pero el señor Grindelwald sólo comió dos veces en el gran comedor. Para la primera cena que tuvo en su primer día en Hogwarts, el señor Grindelwald vino a la cocina buscando algo que comer.

Ginny: Diles lo demás.

Borens: Eso no fue lo único que preocupo a Borens.

Hermione: ¿Qué fue lo que te preocupó? -lo miré intrigada-

Borens: Borens vio al señor Galec Grindelwald con su uniforme lleno de sangre, justo como hoy. Borens vio al señor Grindelwald lleno de golpes en la cara y los brazos. Desde entonces, el señor Grindelwald ha comido aquí en la cocina de Hogwarts protegiendose de todos. -me miró-

Dobby: Dobby conoció al señor Grindelwald cuando empezó a trabajar aquí, Dobby se hizo amigo del señor Grindelwald y siempre le tenía lista una charola llena de comida al señor Grindelwald.

Harry: Escuchaste, Hermione.

Ginny: Por eso nunca viste a Galec en el Gran Comedor.

Harry: Jamás comió en ese lugar.

Hermione: Lo sé, me lo dijo él antes de irse. Pero... ¿alguno de ustedes saben por qué o quienes lo golpean? -miré a los elfos-

Borens: Borens no hablará más, Borens le prometió al señor Galec Grindelwald que no diría esa información. -nos miró mal-

-Después de decir eso Borens se fue junto a los demás elfos, y los tres volteamos a ver a Dobby-

Dobby: Dobby no debería decirlo, Dobby se metería en problemas si dice algo del señor Grindelwald.

Harry: Por favor, Dobby. Es para ayudarlo. -lo miró suplicante-

Dobby: Dobby no sabe si es verdad, pero Dobby una vez escuchó a Borens hablar con el señor Grindelwald sobre los estudiantes de la casa del señor Grindelwald. Dobby escuchó como el señor Grindelwald se quejaba con Borens diciéndole que lo habían vuelto a golpear por haber nacido como un bastardo fenómeno. Dobby no entendió a qué se refería el señor Grindelwald, pero Dobby sí sabe que los golpes al señor Grindelwald son muy constantes y por eso siempre se refugia aquí con nosotros.

Hermione: Los de su propia casa lo golpean? -lo miré asustada-

Dobby: Dobby así escuchó.

Hermione: No puede ser, son unos bárbaros. -expresé enojada-

Harry: Hermione, debemos ayudarlo.

Ginny: Sí, no quiero que al novio de mi mejor amiga lo traten como a un saco de box cada que quieran.

Hermione: Lo sé, pero ahora tengo miedo de que Galec regresé a su sala común. -murmuré preocupada al saber que para allá es a donde él había ido-.