J U E G O

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Callen se encontraba de pie frente al museo Belle Arts con el peluche entre sus manos, interrogándose internamente si Keb recordaría su comportamiento la última vez que se vieron y en caso de hacerlo, si lo golpearía o siquiera accedería a hablar con él.

Tomó una bocanada de aire antes de ingresar al edificio con pasos lentos.

Al ingresar al edificio recordó la escultura que le había llamado la atención aquel día y se encaminó hacia el sitio en donde la había visto, pero al llegar hacia el lugar, la escultura había sido reemplazada y dio una rápida mirada alrededor en su búsqueda, pero no había rastros de ella.

Se dirigió hacia la recepción y preguntó por Keb.

—En estos momentos se encuentra realizando su recorrido habitual. Debe encontrarse en el tercer o último piso— informó la recepcionista.

—Se lo agradezco.

Callen observó los escalones y tomó coraje para ir en búsqueda de Keb.

Pudo observarlo a la distancia en el tercer piso, mientras vigilaba el mismo. Caminó hacia él y en cuanto Keb notó su presencia, evitó la mirada.

—Siento la interrupción, pero hay algo que debo preguntarle— Keb se encontraba ante un Callen realmente apenado.

Keb asintió ante sus palabras y ambos se dirigieron hacia la sala de descanso.

—En primer lugar, te debo una disculpa. Estaba tan cegado por el caso que no pensé con claridad y solo quería atrapar al culpable. Realmente lo siento.

—No se preocupe, es su trabajo— respondió con comprensión.

Callen tomó su tarjeta de identidad y la estiro hacia Keb.

—Soy Callen Messinas, tal vez me recuerdes de la infancia— Callen resguardo su tarjeta—Me gustaría poder recordarte, pero no puedo hacerlo.

—¿Callen Messinas?

Keb se silenció un momento, como si rebuscara entre sus recuerdos.

—Solíamos vivir en el mismo vecindario, ¿verdad?

Callen asintió en respuesta.

—Es por eso que me resultaba familiar. Ahora que lo dices, si te recuerdo— respondió con cierta emoción.

Keb observó a Callen como si quisiera decirle algo, pero guardó sus palabras.

—Si te estás preguntando por el asesinato, la respuesta es si, fueron mis padres.

Keb inclinó la mirada con pena.

—No es que haya mucho que recuerde, pero mi madre siempre habla de ello.

—No te preocupes, tampoco lo recuerdo. Amnesia disociativa, dicen los profesionales, pero estoy trabajando en ello para recuperarlos.

—¿Amnesia?— indagó con sorpresa.

—Ya sabes, por traumas de la infancia— respondió sin importancia.

Keb llevó la mirada hacia el peluche que llevaba Callen consigo.

—Es por esto que estoy aquí— Callen estiró el peluche hacia Keb.

Keb lo tomó entre sus manos y lo observó con extrañeza.

—¿También te resulta familiar?

—Dame un momento— pidió Keb.

Y la habitación quedo en silencio momentáneamente.

—¡Lo recuerdo!— respondió con exaltación— Es un regalo que tu madre había hecho.

Callen lo observó con extrañeza.

SOMNUS © ✔Where stories live. Discover now