Él lo abrazó por detrás,
se miraron con intensidad,
mientras el sol se perdía en el horizonte,
queriendo estar así una eternidad.
Compartieron una sonrisa cómplice,
de repente terminaron sobre la arena,
sin más remedio juntos rieron,
el resto del mundo no les importaba.
Como un amor de verano,
pasional y efímero,
ellos se entregaron sin pensarlo,
como si ya no podían resistirlo.
Cada beso es tan vehemente,
como si no tuvieran tanto tiempo,
como un amor de verano,
limitado e intenso.
No se preocupan del futuro sino del hoy,
tan solo quieren disfrutar del momento,
de su compañía mutua,
compartiendo el mismo sentimiento,
el mañana llegará después.
Puede que el verano se fuera a acabar,
pero su amor no lo hará,
pues ellos viven en su verano eterno,
donde su amor perdura.
Sin poder resistirlo mucho más,
unen labios con labios,
suplicando cada vez más y más,
mientras una cálida brisa los abrazaba.
Como un amor de verano,
cada vez más caliente,
cada vez más ardiente,
cada vez más candente.
Se hicieron uno,
y al dispersarse la espuma del mar,
debajo del cielo nocturno,
se juraron que no se dejarían de amar.
Con otro beso,
se acurrucaron uno al lado del otro,
tras el acto travieso,
cayeron dormidos soñando con el otro.
Como un amor de verano,
maravilloso y memorable,
como cada momento que compartían.
CZYTASZ
Poemario - Luz y Oscuridad
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