12. División de sentimientos

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Capítulo 12:
División de sentimientos.

   Rafael se encontraba acostado en la cama de su cuarto, pudiendo mirar hacia el techo mientras pensaba en los besos que tuvo con Kimberly. Nunca se habría imaginado que esa chica lo dejaría con muchos pensamientos en su mente, y mucho menos que lo dejaría con más deseo de estar con ella.

   Sus rudas palabras lo molestaban mucho; pero disfrutaba que entre los dos siempre hubieran discusiones. De alguna u otra forma se hacía un juego entre los dos, en el cual se divertían mutuamente mientras hacían reflejar sus comportamientos.

   Era una relación extraña; pero de cierta forma enriquecedora para ambos.

   Las cosas estaban empezando a ser nuevas para ellos. Nunca pensaron en tener tanta cercanía después de los problemas que han tenido últimamente. Ahora sus miradas no serán las mismas de antes, a partir de ahora estarán cargadas de deseos y pasiones.

   Un sonido en su celular hizo que Rafael saliera de sus pensamientos para luego mirar la pantalla de su móvil, notando que Raquel le había mandado un mensaje.

Raquel: Hola, amor. ¿Qué haces?

   Rafael suspiró profundo al recordar a su novia, quien no dejaba de estar embobada por él. A pesar de todas las cosas que Rafael le hiciera, Raquel no perdía ese enamoramiento meloso hacia él.

Rafael: Hola, linda. Estoy acostado en mi cama sin nada que hacer. Desearía que estuvieras aquí conmigo para divertirnos un rato.

Raquel: Yo también quisiera estar contigo en este momento. Es una pena que ya sea tarde.

Rafael: Escápate de tu casa y ven a la mía.

Raquel: ¿Estás loco? Claro que no. Caminar a estas horas por las calles es una locura, y mucho más para mí. En las calles hay mucho peligro.

Rafael: Es cierto, se me había olvidado que tengo a una novia de mami y papi que no sale de su casa tan fácil.

Raquel: Sabes bien que puedo ir si no fueran las once de la noche.

Rafael: Entonces iré yo.

Raquel: ¿Qué? No, Rafael. Mis padres están en casa.

   Rafael hizo caso omiso al mensaje de Raquel, así que colocándose un suéter y sus zapatos pudo salir de su habitación sin hacer tanto ruido. Las luces de la casa estaban apagadas porque su familia estaba descansando en sus respectivas habitaciones, así que con pasos sigilosos logró llegar hasta la puerta principal, la cual pudo abrir con las llaves para luego cerrarla detrás de él. El aire frío de la noche lo recibió, y mirando hacia ambos lados de la calle pudo asegurarse de que nadie extraño estuviera por la zona.

   Le tomó veinte minutos llegar a la casa de Raquel, ya que vivían a una cierta lejanía a la cual se podía llegar caminando. Para Raquel fue toda una sorpresa cuando recibió el mensaje de su novio y luego le abrió la puerta de su casa, siendo atacada a besos desenfrenados por Rafael mientras ella trataba de calmarlo para que no hiciera mucho ruido.

—Estás loco, Rafael —le dijo ella mientras lo besaba en los labios.

—No mentía cuando te decía sobre querer divertirme contigo —comentó él entre besos, cerrando luego la puerta detrás de él con cuidado.

   Raquel lo llevó con sumo silencio hacia su cuarto, ahogando algunas risas ya que Rafael le hacía cosquillas en su barriga. Al llegar al cuarto no dudaron en quitarse la ropa y luego lanzarse a la cama, donde se divertirían mucho más entre besos y caricias.

Tóxicos: Muy DañinosWo Geschichten leben. Entdecke jetzt