29. Celos

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Capítulo 29:
Celos.

   Después de que Mariano fue atendido en el hospital, tuvo que ir su mamá a recogerlo porque los médicos se rehusaban a dejarlo ir sin la compañía de un adulto. Mariano no quiso preocupar a su mamá; pero no le quedó más opción que llamarla para que pudieran darlo de alta.

   La mamá de Mariano mostró mucha preocupación por su hijo, y cuando llegó al hospital se sorprendió al verlo con un vendaje puesto en su cabeza. Los médicos le explicaron todo lo que pudieron hacer, y después de eso le pidieron que firmara el alta del chico para así permitirle poder irse.

   Mariano aprovechó tener a su mamá cerca para poder pedirle el favor de llevar a Jimena hasta su casa, ya que la chica se había quedado sin dinero. La mamá de Mariano aceptó sin problema, mencionando que es lo mínimo que puede hacer por Jimena en agradecimiento por su apoyo y compañía.

   Cuando Jimena pudo llegar a su casa le agradeció a la mamá de Mariano por haberla traído, y al bajarse del auto notó cuando Mariano también lo hizo.

—Así que esta es tu casa —dijo él, ensanchando su sonrisa.

—Sí, esta es.

—Espero que no tengas miedo ahora que ya sé dónde vives.

—Si sigues actuando así pensaré que en serio eres un acosador.

—¿Ahora lo dudas?

—Claro que sí. En el hospital te estuve analizando mucho, y la verdad no me pareces un mal chamo. Te daré el beneficio de la duda.

—¡Sí! —expresó él, muy feliz por la noticia —No te niego que a veces suelo hacer tonterías; pero no tengo malos planes contigo. Todo lo contrario.

—En el primer intento de daño que tengas hacia mi buscaré ayuda con quien sea para que recibas tu merecido, ¿te quedó claro?

—Muy claro —dijo él, levantado sus manos —. Es un advertencia.

—No, es una amenaza —dijo ella, alzando una ceja para después empezar a caminar hacia la puerta de su casa; pero antes de entrar decidió voltearse para darle una sonrisa a Mariano —. De nuevo, gracias por haberme ayudado.

   Cuando Mariano subió nuevamente al auto volteó a mirar a su mamá, quien alzaba sus cejas después de todo lo que miró y escuchó de los dos.

—Es la primera vez que te veo con esa muchacha. ¿Va contigo al colegio?

—Ella es de otro colegio, específicamente del colegio donde ahora estudia Rafael. La conocí una mañana cuando fui con Kendrick a buscar a Rafael.

—Entiendo. ¿Y tienes planes serios con ella? —preguntó la mamá del chico al poner en marcha el auto.

—Al principio sólo quería una pequeña aventura; pero... quizás ahora sí pueda ser algo en serio.

—Es una muchacha muy bonita, y se nota que es buena persona. Quizás algún día puedas invitarla a la casa para que la podamos conocer bien.

—¿Y hacerle pasar un momento incómodo con papá? No, gracias.

—Pero si quieres algo en serio con ella tarde o temprano tendrás que presentársela a tu papá.

Tóxicos: Muy DañinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora