Fin del Pequeño Santuario

910 53 23
                                    

- Wow. - Dijo Sprig, tomando una gran bocanada de humo. - No puedo creer que tú mamá en serio nos haya botado a los dos de casa. 

- Yo sí, Sprig, yo sí. - Respondí, acostado en la cama del hotel de mala muerte. - De hecho, me parece un milagro que no nos haya asesinado por hacer el suficiente ruido para despertar a todo el vecindario. - Me llevé las manos a la cara y me froté los ojos, una sola pregunta retumbando en mi cabeza, preguntándome una y otra vez: "¿Cómo es que acabamos aquí?"

Pero era inútil. Obviamente sabía cómo habíamos terminado aquí. Después de unos minutos de... follar de forma extremadamente ruidosa, mi madre entró a mi habitación blandiendo una chancla, nos dio una lluvia de chancletazos, y nos echó de la casa. ¿Por cuánto tiempo? No lo sé, no tuve la oportunidad de preguntarle mientras nos acribillaba con golpes sabor a cuero. De todas formas, no creo tener la suficiente cara para ir a rogarle perdón por al menos... un día.

- Sprig, ¿cómo demonios demonios conoces este lugar? - Le pregunté.

- Uh... Aquí vive el dealer de mis amigos. - Me respondió, mirando nerviosamente a cualquier lado, intentando no verme a los ojos. 

- Sprig. - Dije, con severidad,

- ¡Aish! ¡Per-dón! - Dijo ella sarcásticamente. - O sea, ¿de dónde más se consigue hierba? ¡Sabes que es ilegal!

- Sabes que es ilegal. - Le repetí. 

- A- Ella abrió la boca para decir algo, pero se quedó pensando. Entonces, decidió no decir nada.

Luego de que nos corrieran de nuestra casa, pues... Sprig se disculpó varias veces y me dijo que conocía un lugar donde podríamos quedarnos temporalmente. Y hago énfasis en "temporalmente" porque no me pienso quedar aquí un segundo más del necesario. No hay otras palabras para describir este sitio que "hotel de mala muerte". Para empezar, la decoración es horrible. ¿Papel amarillo, en serio? ¿Quién rayos usa papel amarillo en las paredes? Es un amarillo patito chillón que ofende a la vista. Los dibujos que tiene son horrorosos también, se trata de un patrón que se repite una y otra vez, pero sin llegar a nada. Las ventanas no están bien aseguradas, un empujón fuerte puede lanzar el marco entero fuera de la habitación, hay hormigas que vienen desde afuera haciendo una fila hasta el baño (solo dios sabe lo que está dentro del baño y está atrayendo a las hormigas. Podría ser un cadáver y no me sorprendería), la cama está dura y apostaría que no han lavado las sábanas desde el día en que se fabricaron, la almohada es inexistente... Es como si hubieran planeado científicamente cómo hacer la peor habitación de hotel de la historia.
Creo que mejor me nos hubiéramos quedado a dormir en una banca en el parque, pero a pesar de lo mucho que quiero salir de esta habitación del demonio, más peligroso es salir de noche en Latinoamérica. 

Suspiré. Quise taparme la cara con la almohada pero recordé que no hay almohada. 

- Oye we, quiero acostarme. - Me dijo Sprig. - ¿Te haces a un lado o me tiro encima de ti?  - La cama era demasiado pequeña para que quepamos los dos al mismo tiempo. Nos estábamos turnando para usarla.

- Dame un momento. - Miré al infinito. O más bien, al techo mientras pensaba en varias cosas. Mi mente estaba demasiado nublada como para pensar en algo en específico. ¿No les pasa? Tienen varias cosas que hacer y ni siquiera pueden ponerse de acuerdo en qué hacer primero. Algo así, pero que ni podía pensar con claridad. 

Spring me miró a los ojos. Luego al suelo. Diría que está arrepentida de que hayamos llegado a esta situación. 
Entonces, como si una idea graciosísima se le hubiera colado en la cabeza, se sacó el cigarrillo de la boca, y sosteniéndolo en su mano, me dijo: - ¿Quieres? 

El amor de Sprigatito (Pokémon) (Lemon) (+18)Where stories live. Discover now