Mi Abuela

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La comunicación es la base de todo. Desde que el ser humano existe ha buscado la manera de expresar sus sentimientos y necesidades, de una u otra forma. Así es como nació el lenguaje. Este, a su vez, puede ser escrito o hablado, inclusive visual en algunos casos. Pero siempre se entabla la comunicación cuando hay una necesidad. Debe haber alguien que exprese y otro que descifre el mensaje. Mira, ven, estos muñecos me ayudarán a explicar mi punto. Deja te siento allí, en la mecedora de la abuela cariño. Bien, ¿en qué estaba?, ¡a si!, para entendernos bien con las personas, debemos estar listos para usar nuestros sentidos, estos, nos ayudarán a descifrar los mensajes que otros nos quieran dar. Por ejemplo, a este muñeco le voy a coser la boca lentamente, con un hilo delgado de color rojo, de arriba hacia abajo, atravesando sus labios una y otra vez, hasta que formen un patrón cruzado. Al final, le aprieto fuertemente, para que el hilo no se suelte, y cortamos el resto con las tijeras. Como puedes ver, el muñeco ya no puede comunicarse de manera oral. Pero aún puede mandar su mensaje con los ojos, una parte muy expresiva, por cierto. Estos, sin una palabra, pueden expresar: tanto amor, odio, dolor, o desesperación. Son muy importantes en la comunicación. Hay mi niña, deja que la abuela te empuje un poco la mecedora. Pero mira qué pasa, si al otro muñeco le pasamos el hilo y la aguja por los oídos, con esta aguja curva que tomé prestada. Perforamos por aquí, hasta que salga la punta en la parte inferior de la oreja y seguiremos por todo el contorno de la misma, hasta unirla como un capullo de flor cerrado. Ahora mi niña, un muñeco no puede hablar y otro escuchar, ¿cierto?, pero aún pueden comunicarse con el tacto, otro importantísimo sentido que nos ayuda a conocer nuestro alrededor. En este caso, necesitaré una aguja más grande. Primero, pasaremos con mucho cuidado la aguja entre la tibia y el peroné de los muñecos, daremos vuelta al hilo rodeando la pata de la silla una y otra vez, hasta que queden muy bien sujetos, lo mismo haremos pasando aguja e hilo entre el cúbito y radio de los brazos para atarlas con hilo metálico delgado. Es importante mi niña, que demos muchas vueltas, porque este hilo es frágil. Las manos deben quedar pegadas a la espalda, porque en la última vuelta con cuidado esa aguja se comerá lentamente la parte media de la misma, perforando el nervio que te deja sin tacto. Ya casi terminamos la lección cariño, solo nos falta unir a los muñecos nariz con nariz, así quedarán de frente los ojos de ambos, tan cerca, que podrán verse y entender el dolor de cada uno, y allí, tal vez, entre llantos, comprendan que lo único que esta anciana les pedía, era poder comunicarle a su nieta el enorme amor que le tenía antes de verla partir. Tal vez ahora, puedan empatizar y abrir su mente a la desesperación que uno siente por sus seres queridos. Ahora cariño, vamos a limpiarte toda esa tierra que aún me quedan muchas lecciones que enseñarte, hasta que el hilo de la vida nos vuelva a unir, de una forma o de otra.

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Han pensado hasta que punto la negligencia nos obliga a tomar medidas desesperadas en esta sociedad, en este mundo tan desigual.

En ocasiones solo un minuto pedimos, oara dar paz a nuestea alma. Sino, puede ser letal.










El Segundo Círculo.Where stories live. Discover now