Pokémon: El Soldado Eón [COMPLETA]

Vs ¿Quién es este Pokémon? [FINAL]

Aarón avanzó al dejar historias tras su paso, un solo camino dirigía hacia la puerta que solo podía significar una cosa... Vencer. Abrió aquella puerta sin dar marcha atrás, el trono real daba hacia la cúspide de una habitación al exterior, grandes columnas de mármol se erguían como si no hubiera fin, en la punta estatuas de valientes guerreros daban forma a sus acciones heroicas del pasado, todos con sus compañeros, cada uno con una eeveelutions diferente al recrear esa gran hazaña que los llevó hasta ahí.

—No te escondas, sé que estás aquí.

—¿Quién se esconde?, estuve aquí toda noche a la espera de tu llegada —dijo una voz femenina que salió del umbral que la ocultaba.

—No estoy para tus juegos, Diora —dijo Aarón enojado—. ¿Dónde está el rey?

—Buena suerte en encontrarlo... Ha muerto bajo mis fines justificados. —De su Kimono develó una esfera que lanzó al aire y debajo del espeso humo, Flareon apareció—. Aunque permíteme presentarte a la nueva autoridad de este reino... La emperatriz Diora.

—¿Por qué hiciste todo esto? —dijo Aarón.

—Que no es evidente niño... Por poder.

Su rostro, que encaraba el poder, floreció bajo una risa vil. Anillos tatuados en su piel le recorrían el cuerpo, sus dientes puntiagudos como colmillos hacían temblar a más de uno. Aarón tomó un paso adelante al evadir el miedo al enaltecer su valor, sacó su pokeball y dio rienda suelta a la batalla final.

—Eevee, ¡Yo te ordeno!

Un rayo se interpuso entre las llamas oscuras y el ataque de agua generado por el orbe, causó una gran explosión que terminó en una bola de humo que cubrió el lugar, al derribar una pared que da hacia el exterior, desde donde se podía ver la batalla incansable de los guerreros a pie. El panorama se esclareció, Dominic estaba parado allí en el origen con su Jolteon, su rostro expresaba una profunda molestia.

—Valla... Valla, miren quien apareció —dijo Diora con su sarcasmo casi agresivo—. Dominic, muchacho. Te concederé el honor de que saldes tu deuda con la corona y deshazte de este lacayo.

—No.

—¿Cómo que no? Tu insolencia la pagarás caro —dijo Diora su rostro iracundo de repente cambió por un tono de asco al entrecerrar sus cejas—. Tan parecido a tu padre...

—Mataste a mi padre, me lo dijo en los últimos segundos de agonía —dijo Dominic enfurecido—. Te haré pagar por eso.

—Tu padre traicionó a la corona y todo porque estaba enamorado de mi sosa hermana.

—¿Qué? —dijo Aarón sorprendido.

—Así es cariño, yo soy la hermana de tu madre... Aarón, oh, debería decir sobrino —dijo Diora mientras su mirada malévola se oscurecía tras las penumbras.