• Capitulo 3 •

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Xiao no estaba tan equivocado

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Xiao no estaba tan equivocado. Después de un par de días sucedió algo que él y nadie se esperaba.

Osial, el señor del Vórtice, el dios que fue derrotado por Morax y el cual se encontraba en las profundidades del Bosque de Piedra Guyun, apareció de nuevo.

Era extraño ver aquello.

No dudo cuando Ganyu le dijo que necesitaban ayuda, por órdenes de Ningguang.

Tampoco dudó en salvar a Lumine cuando todo se derrumbó y se hacía pedazos mientras ella caía.

Pero una vez a salvo, con todo el conflicto zanjado, él, aun así, no sentía que todo estaba bien.

Necesitaba a Aether, él lo sabía.

Cuando todo terminó, Xiao se fue, no quería estar más en la ciudad, odiaba estar allí.

El ocaso del atardecer lo acompañó hasta la posada, ya que cuando era de noche frecuentaba aquella zona.

Cuando se fue acercando no dudaba que Aether estaba allí, lo notaba, pero le era extraño el ambiente de aquel día. Todo estaba más tranquilo que de costumbre. No por los huéspedes, sino por los enemigos.

No se lo pensó dos veces en ir a su habitación, sabía que él estaba, porque aunque no tuviese la llave, Xiao siempre dejaba la ventana abierta o entreabierta para que el rubio pudiera entrar cuando lo necesitaba.

Al abrir la puerta de su habitación vio al rubio tumbado en la cama, con las sábanas entre su cuerpo. El adeptus únicamente fue a sentarse al borde de la cama.

—¿Podemos hablar?—preguntó Xiao, ya que sabía que Aether no estaba dormido.

—¿Por?

—¿Aether va en serio?—dijo un poco molesto.—Llevas unos días sin aparecer, sin decirme nada ni comunicarte conmigo. Y la última vez que nos vimos te fuiste sin decir nada, como si ya no quisieras volver nunca más.—Aquello último lo dijo casi en un susurro, porque le daba miedo de que fuera así.

—Perdón.—Aether no sabía qué más decir, sabía que Xiao estaba en lo cierto.

El de baja estatura no sabía qué más decir, nunca fue bueno expresándose así que simplemente dirigió su mano hacia la del otro para luego acariciarla con su pulgar.

Era un tacto simple, pero a Aether le gustaba y le tranquilizaba. Siempre que Xiao hacía aquel gesto era como si le dijese que todo iba a estar bien o que no pasaba nada, aunque nunca le dijera nada, era como si él lo supiera.

Aether se giró para verlo, sus miradas se conectaron, aunque al final, el rubio apartó la mirada para así sentarse.

—Me voy unos días a Mondstadt.—comunicó el rubio.

—Está bien—No necesitaba nada más, comprendía que nunca le diría el por qué real de porqué se marchaba tanto y se movía tanto.

Acto seguido recogió sus pertenencias y se dirigió hacia la puerta.

Es difícil odiarte || Xiao x Aether Where stories live. Discover now