• Capítulo 5 •

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Xiao se despertó de aquella pesadilla que estaba teniendo

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Xiao se despertó de aquella pesadilla que estaba teniendo. Normalmente cuando dormía con el rubio nunca pasaba eso y sus demonios internos se calmaban para dejarle dormir tranquilo, pero no, aquella noche fue diferente.

Miro para el lado donde se suponía que tenía que estar Aether, pero, en cambio, vio una nota de papel en la mesita de noche próxima a la cama.

En ella ponía:
"Perdón Xiao, me ha surgido algo importante, así que seguramente pase unos días en Mondstadt… No me esperes, tampoco es que esperé que lo hagas, menos con todo lo que sabes. Seguramente me odies o estés enojado conmigo. Es de esperar.
Tenía miedo de contarte toda mi historia, también en parte porque podía pasar eso, que conocieras algún día a mi hermana o que fueras un enemigo.
No quiero que le menciones a mi hermana que me conoces, no quiero, hay muchas cosas de este mundo que ella aún no sabe y quiero que las comprenda por su propia cuenta, ya que seguramente, la perspectiva que ella tiene es que yo estoy en el 'bando' malo, pero realmente no es así.
El abismo esconde mucho, más de lo que se piensa, pero es todo por un único propósito.
Así que si me llega a pasar algún día algo, quiero que cuides a mi hermana y haz que se vaya de este mundo cuanto antes, que viva su vida con nuestros padres.
Gracias por todo lo que has hecho, aunque no lo creas, porque de verdad hiciste más de lo que piensas.
Con cariño
Aether."

¿En qué momento las letras empezaron a estar borrosas para Xiao?

Era raro que llorase.

Por la manera en que escribió el rubio aquello último, sabía que algo no iba bien.

Después de vestirse, se dirigió a la recepción para dejar su llave de la habitación, sabía que por un tiempo no pasaría por la posada, lo tenía decido. Sabía cuál iba a ser su próximo destino, aunque no supiese bien la ubicación.

Xiao vio en aquella terraza a alguien que se le hacía parecido.

Un hombre de ropajes marrones.

Morax, o ahora, Zhongli.

—¿Zhongli?—preguntó Xiao.

—Buenos días, adeptus Xiao. ¿A dónde piensas ir?

—...—El más bajo miró para otro lado, no sabía si estaba bien contárselo.

—Ves a visitar a Venti.—Dijo mientras se giraba para ver al más bajo.

—¿Qué?

—Él te sabrá guiar, o eso espero.

Xiao solo hizo una cara como preguntando qué decía.

—Xiao, sé que vas a ir a Mondstard.

—¿Pero cómo…?

—Estuve observando. Simplemente eso, y sé que Aether regresó a Mondstadt.—Zhongli hizo una pequeña pausa para luego seguir hablando, aunque sabía que el otro tenía dudas.—Ves a ver a Venti, sabrás quién es cuando lo veas.

—Está bien…, pero… ¿cómo conoces a Aether?

—Cosas del pasado, pero no se me permite hablar. Ten cuidado, Xiao, el abismo es un sitio muy peligroso.—Le advirtió antes de que Xiao se fuera de camino a Mondstadt.

No tardó mucho, ya que se podía teletransportar gracias a sus poderes como adeptus, así que en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba al borde de Liyue, donde conectaba con la ciudad de la libertad. Le tenía un poco de miedo cruzar, aunque conocía la zona porque no era la primera vez que iba.

Cruzó aquella invisible línea que separaba Mondstadt de Liyue y pudo sentir el aire más cálido, más ligero. Así que de un abrir y cerrar de ojos, se encontraba en la entrada de aquella amurallada ciudad.

Nunca entró dentro de aquella ciudad, las pocas veces que estuvo, siempre estuvo por los alrededores, pero nunca dentro. Tampoco es que le gustase mucho estar con personas, con seres humanos.

Cruzó poco a poco el puente de piedra para llegar a las puertas de Mondstadt.

Al pasar por la puerta pudo sentir la mirada de todos sobre él, ¿es por qué no es de Mondstadt? Posiblemente, o posiblemente por el aura que transmitía.

El jaleo de la calle y el parloteo de las personas se iban reduciendo a su alrededor mientras caminaba.

Estaba nervioso, quería irse de ahí, pero tenía que ver a un tal Venti.

Algunos gatos se acercaron a él cuando fue subiendo las escaleras que daban a una pequeña plaza con una fuente en medio.

Era bonito el lugar, nada que ver con Liyue, ni su comercio era parecido. 

Ahí fue cuando preguntó a una chica si conocía a Venti, ella le dijo que sí y que muy probablemente estuviese en lo alto de la ciudad, donde la estatua del arconte anemo.

Se dirigió hacia allí, perdiéndose entre las calles para luego, ver aquella figura delante de sus ojos.

Era grande, muy grande y bonita.

A los pies de la estatua, se podía observar a un chico con ropas de color verde tocando una lira mientras una pequeña melodía salía de sus labios.

Se acercó a él para luego, fijarse en quien de verdad era.

—Barbatos…—susurro casi inaudible.

Venti se giró para saber quién había dicho aquello, no parecía que se refiriera a la estatua y el pequeño viento que soplaba le permitió escuchar aquel susurro.

—¿Alatus?

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⏰ Última actualización: Sep 25, 2022 ⏰

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Es difícil odiarte || Xiao x Aether Donde viven las historias. Descúbrelo ahora