Cinco

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Ultima clase del día. Pasé toda mañana sin ver a Sana y en parte lo agradecí, quizá esta mañana me pasé ocho pueblos con todo aquello y no debería haber hecho lo que hice. No es que me arrepintiera del beso, porque no lo hacía, pero sí que me arrepentía de la forma en la que se dio. Todo el mundo me miraba y cuchicheaba, no sabía que estarían pensando pero esperaba que no fuera muy malo. Estas horas me sirvieron para pensar y plantearme si debería dejar todo en standby por ahora. No sé.

Me senté en uno de los pupitres del centro de la clase, Dahyun y yo éramos las primeras en entrar. Estaba conversando con la morena sobre lo aburridas que son estas clases, aun recordaba todas y cada una de las clases de economía que había dado con este profesor a pesar del golpe. Una pena, por desgracia sus clases también seguían igual.

Tenía que suceder. Vi entrar a Sana con Irene y Mark. Ese imbécil... suspiré.

Tragué saliva en el momento en el que nuestras miradas se cruzaron. No sé si antes había solo odio o algo más, pero ahora hay tensión. Mucha tensión. Sana se dirigió al otro lado de la clase pero Mark sujetó su mano y la arrastró hasta la mesa que había justo detrás nuestro.

—Lo que me faltaba—dije en voz baja.

—¿Has dicho algo? —me preguntó Dahyun.

—No, no. Tranquila.

—Ugh, estos pesados poniéndose detrás, parece que quieren provocar.

—Y que lo digas... —giré un poco el rostro para poder observar de reojo y saber qué hacían, pero justo al girar me fijé que Sana estaba mirándome fijamente. Nuestros ojos se cruzaron y apartó la mirada en segundos. Giré mi rostro hacia delante y sonreí. A lo mejor no me arrepentía tanto de lo de esta mañana.

Dios, ojalá comérmela a besos.

Hablando de besos. De pronto escuche el típico sonido que suenan los besos intensos justo detrás de mí, intenté respirar tranquilamente deseando que no fuera lo que pensaba.

—Cálmate, cálmate —me susurré.

No cesaba el sonido.

Sabía que se estaban besando y no quería mirar. Era obvio que el imbécil de Mark lo estaba haciendo a caso hecho después de interrumpirlos esta mañana. Si supiera.

—¿Es que no hay profesoras en este centro?

—Tranquila, vendrá de camino—Dahyun miró hacia atrás y al parecer los vio—Ugh, ya están estos dos —dale que te pego ella vio mi cara de agobio y habló— Tzu... Si quieres nos cambiamos de sitio.

—Tranquila, no puedo hacer nada por desgracia.

Suspiré. Sentía que mi vena del cuello estaba a punto de estallar y mi presión arterial explotaría en cualquier momento. Respiré hondo.

—¡Hola chicos! Por favor, saquen sus apuntes que vamos con prisas.

—¡Por fin! —dije, y para mi mala suerte demasiado alto. Tan alto que la clase se giró para mirarme. —Por fin... que me gusta este tema de economía.

Dahyun rio en voz baja y negó con la cabeza.

—La friki siendo siempre una friki —escuché un murmullo detrás mío, era Mark. Lo que no sabía es que me moría de ganas por pegarle un puñetazo y al final lo iba a conseguir.

—¿Perdona? ¿Tienes algún problema?—me giré para mirarlo.

—Que das asco y eres una friki —rio y miró a Sana para que se riera con él, y lo hizo. Eso me hizo enfadar el doble.

—Al menos no carezco de cerebro. Tú y tu noviecita pueden irse a un motel y dejar de molestar a la gente— solté de la rabia. No quería mencionarla a ella, pero verla ahí riéndose de mí con el asqueroso de su novio superó mis límites. El rostro de Sana fue de sorpresa, no se esperaba para nada esa respuesta.

𝓛𝓸𝓼𝓽 𝓜𝓮𝓶𝓸𝓻𝓲𝓮𝓼 - 𝓢𝓪𝓽𝔃𝓾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora