03| Falta de profesionalidad

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Recapitulemos, ¿en qué momento se había afiliado con un psicópata en potencia? En un vago momento de realización se percató de lo ilógico que sonaban todos los hechos. Primero que nada, acababa de asesinar a alguien, un tipo de cara sonriente le dice: ¡Hey, me agradas, trabajemos juntos! Y tal cual, aceptando su derrota ante la tentación, siendo una persona tan conformista y fácil de comprar, acabó en medio de una guerra territorial. Su disociación se esfumó de pronto.

¡Husk! Arriba mi amigo, por poco y te matas.

Una suave carcajada se escapó de esos filosos dientes mientras se concentraba en levantar del suelo al hombre una vez más, con esa costumbre de sacudir el polvo de su pelaje. Husk seguía confundido, el estrés le estaba colmando al punto de traerle náuseas.

Ambos se habían dirigido a un pequeño establecimiento, el cual Alastor decidió vaciar a la fuerza, debido al historial ridículo de crímenes abusivos. Se excusaba con que la arquitectura de dicha construcción era un deleite muy poco valorado, y claro, era mucho más aceptable a admitir la empatía que sintió al enterarse de los hechos ocurridos entre esas paredes. Hicieron un bien al deshacerse de los psicópatas que habitaban esa casa. Se habían vuelto dueños de una nueva zona en menos de una hora.

Mientras que el demonio de preciosa voz filtrada se encaminaba al interior del lugar, pasando sobre charcos de sangre y órganos de cuerpos expuestos sin que esto fuese un impedimento, prendió las cálidas luces del sitio con un simple chasquido de dedos.

El exmilitar, quien iba tras él a paso lento, aturdido por la desgarradora escena de la cual fue partícipe, cerró sus ojos unos segundos para procesar sus pensamientos, respirar profundo y relajarse aún pese a los fuertes recuerdos que le traían, reavivaban una época que deseaba olvidar. Aun negando el hecho de que, le hacía sentir vivo.

Es un fantástico lugar, ¡Claro necesitará una buena limpieza, deshacerse de estas pertenencias, quitar el polvo, cambiar las cortinas y lustrar este precioso piso! Hace tiempo que buscaba un sitio así... De hecho, me recuerda a mi vieja casa. ¿Qué te parece?

Qué me parece el qué.

Uh, ¿Hola? ¡Ésta casa! Es tuya, temporalmente claro, en realidad lo conservaré a mi nombre pero te permitiré estar aquí durante el tiempo que se te plazca. Considérala tuya.

Las rasgadas pupilas del felino de dilataron, sus ojos de abrieron. No le había prestado mucha atención a la estructura del lugar, pues estaba bastante ocupado con el pequeño episodio de estrés postraumático que estaba teniendo a raíz de los cadáveres bajo sus pies. En cuanto se le solicitó una opinión no supo contestar, en su lugar se resignó a observar e imaginar lo que se pudiese modificar de la mueblería, las paredes, el suelo de su "nueva casa".

No lo sé niño...¿No hay que hacer papeleo para adquirir un terreno?

No te preocupes por eso, está hecho. - Ya había hecho los arreglos y el papeleo antes, sin consultar a los residentes que ya vivían allí, claro está.

¿Qué haremos con los cuerpos?

¿Qué cuerpos? - Sonrió ante su aparente inocencia. En efecto, en menos de 5 segundos, lo único que quedó sobre el suelo fueron las manchas de sangre, luego de que el enérgico hombre arrastrase los cuerpos con una escoba al interior de un portal que daba con un basurero, así de sencillo y como si nada hubiese pasado. -
¡Por mientras te recomiendo ver todo aquello de lo que te desharás, y claro, buscar un trabajo!

El exmilitar se encontraba anonadado, incrédulo.

Déjame ver; Apenas nos conocimos.

¡Mm-hm!

Me invitaste un trago y quien sabe Dios por qué te acompañé a asesinar ésta gente que ni siquiera conozco.

¡Mm-hm!

Ahora me regalas una casa, una nueva vida. Qué, ¿debería esperar una propuesta de matrimonio este fin de semana?

Una sonrisa nerviosa se presentó en el rostro del cervatillo ante el comentario, sin embargo comprendía la ironía, y estaba dispuesto a seguir el juego sólo por ésta ocasión.

Sí, algo así. Verás, un contrato en el infierno es casi como una unión civil de hecho, estás condenado por toda una eternidad, por eso las condiciones son importantes... Y nunca juego sucio, créeme.

Un poco de magia bastó para aparecer entre sus delgadas manos un contrato de papel desgastado escrito enteramente a puño y letra propia. Entregó al felino una pluma, pacientemente esperando a que el otro tuviese la confianza suficiente.

Reitero que sólo pido sus servicios, hoy con este trabajo reafirmó todas las habilidades que necesito. Comprendo que le parezca todo tan apresurado, y desconcertante incluso. Pero créame usted, que nunca me habían dado tantas ansias por colaborar con una persona hasta éste momento.

Sin confiarse del todo, el papel se hizo en sus garras, leyó una y mil veces el pequeño párrafo de un contrato relativamente informal. Parecía más bien una burda carta escrita por un infante.
No habían huecos en el contrato, ninguno. Además se notaba en la forma de escribir una necesidad por mostrar una presencia lo más amigable posible, un tierno gesto a decir verdad, se notaba el esfuerzo por una buena impresión, y sin embargo aún seguía dudando de sus motivos.

Problemas sin salida requieren medidas desesperadas, no tenía otra alternativa. Firmó luego de reevaluar la situación, una letra cursiva firme y concisa, la pluma salpicaba gotas de tinta negra sobre el papel.

Un brillo incandescente, brillante y lleno de pasión decoró esos grandes ojos rojos. Su expresión no había cambiado, se esforzaba para no mostrar la gran emoción que acababa de recorrer su cuerpo.
Además de su firma, logró apreciar fascinado la preciosa caligrafía que conservaba el mayor.
Casi con lástima deshizo el papel sobre su mano, desintegrándolas en partículas de magia volátiles que subirían hasta desaparecer en el aire. Se sintió realizado, pero volvió a tierra en un intento por mantener su cordura intacta.

Bueno, ha sido un verdadero placer entonces, Husker. Temo que aún tengo trabajo pendiente, ¡te dejo a lo tuyo!

Sonriente y vibrante como llegó, sonriente y vibrante se fue. Dejando a su suerte al felino que, aún desconcertado de haber asesinado una pandilla, seguía sintiéndose extrañamente aliviado, como si del cielo mismo hubiese caído la respuesta a todos sus problemas.

El placer es todo mío, gracias en serio. - Esa primera vez, se había decidido por dedicarle una sonrisa sincera a una persona totalmente ajena, de lo más profundo de esa cáscara que según, estaba vacía.

Y fue pura satisfacción, aquello de lo que tanto se profetizaba sobre ayudar al prójimo era en efecto, de lo más enriquecedor que se pudiese vivir en carne. Las puertas se cerraron una vez el demonio de la radio había salido del lugar.

It's always you - RadiohuskWhere stories live. Discover now