Capítulo 2.

27 0 0
                                    

"Ya no estoy en Puebla".

Solo basto esa maldita frase para que todo se viniera abajo. De la nada empece a sentir un hueco en el estómago y un dolor en el pecho que me quemaba, las lágrimas comenzaron a rodar por mejillas y mis manos temblaban. Solo bastaron esas simples palabras para entender que realmente se había acabado, no era necesario hacer más preguntas, las respuestas eran demasiado obvias, sin embargo, quería decirle miles de cosas, pero no podía hablar, así que solo me limite a llorar.

-Lo siento Sofía -escuche tu voz al otro lado de la línea- No quería lastimarte de esta manera, pero Sara me prometió que esta vez sería diferente, así que accedí a irme a vivir con ella.

-¿Entonces ya estás en Guadalajara? -logré preguntar, a pesar de que sentía que mi corazón estaba partido en dos.

-Si... -dijiste en un suspiro.

-¿Desde cuándo? -dolor, enojo e incertidumbre, tres sentimientos encerrados en una sola pregunta.

-Llegamos hace una hora -notaba algo de nostalgia en tu voz- Apenas pude llamarte para poder explicarte todo, no quiero que pienses que no me importas.

-Si te importara, no te habrías ido con ella Daniela -todo el dolor se estaba convirtiendo en ira y sabía que estaba a punto de explotar- No se para que viniste hasta México a buscarme, a hacerme miles de promesas, si al final te ibas a terminar yendo con ella, justo con ella -en ese momento ya no pensaba, solo hablaba- ¿Qué irónico no? A ella la dejaste por mi y ahora a mi me estás dejando por ella, vaya estupidez, pero no me sorprende, la tonta fui yo por confiar en ti y en...

-Ya basta Sofía -espetaste con desesperación- No eres una tonta, el error fue mio y de verdad lo lamento, solo no quiero perderte por completo, podemos intentar ser amigas.

-¿Amigas? -solté una carcajada- No puedo creer que tengas el descaro de decirme eso Daniela -Miré al suelo, tratando de encontrar la poca dignidad que me quedaba para no ceder ante tal propuesta- Tu y yo nunca fuimos amigas, no me vengas con esa tontería ahora.

-Lo digo de verdad, Sofía -la seguridad con la que lo decías era indignante e incluso ofensiva- Quiero que sigas siendo parte de mi vida.

-Me acabas de joder la vida Daniela, ¿Y aún así pretendes que acepte ser solo tu amiga? -y con esa última pregunta, estallé -Vete al carajo, con esto me queda más que claro que tu nunca me amaste, porque si lo hubieras hecho, no me vendrías a ofrecer una estúpida amistad después de romperme el corazón.

-Sofía, yo solo quiero... -intentaste hablar, pero yo no te lo iba a permitir hasta sacar todo el dolor que llevaba dentro.

-Sofía nada, te callas y me escuchas -respire pesado y seguí hablando- Un día te vas a arrepentir de haberme jodido de está manera Daniela, de haberla elegido a ella, de mandar al carajo los planes y promesas que nos hicimos en aquella terminal de autobuses antes de despedirnos y, sobre todo, de haber jugado conmigo todo este tiempo.

-Yo nunca jugué contigo, Sofía -gritaste exasperada- Yo si te ame, te amo y siempre te amaré.

-Por Dios, Daniela, ¿Si te escuchas? -volví a reír- Me estás diciendo que me amas cuando estás a kilómetros de distancia con la persona con la que supuestamente quieres empezar una nueva vida. Que lástima por Sara -solté mientras trataba de tragarme el maldito nudo en la garganta- No, me dan lástima las dos, porque solo se están engañando, definitivamente se merecen la una a la otra, nunca van a ser felices y te apuesto lo que quieras a que un día tu vas a regresar a buscarme, pero sabes que, ya va a ser demasiado tarde.

-Lo sé, Sofía, se que quizás un día me voy a arrepentir de la decisión que acabo de tomar y me daré cuenta de la maravillosa mujer que deje ir -su sinceridad me tomó por sorpresa.

Mi desastre favorito Where stories live. Discover now