Capítulo 11.

2 0 0
                                    

La primera vez que Daniela me confesó que estuvo casada por tres años, me quedé completamente sin palabras, lo único que logre preguntar fue si había sido con un chico y si ya estaba divorciada, por suerte la respuesta para ambas preguntas fue un si, ya que no habría podido lidiar con una Daniela con novia y un matrimonio sin resolver. Ella notó un poco mi incomodidad sobre el tema aquel día, así que no volvió a mencionarlo hasta esta noche, gracias a mi y a mi estúpido intento por desviar su atención de algo más.

-Entonces, ¿qué quieres saber? -al otro lado de la línea se escuchaba a una Daniela relajada y lista para hablar sobre esa pequeña parte de su pasado.

-¿Por qué te casaste tan joven? -pregunte un poco intrigada.

-Estaba enamorada, o al menos eso creía -dijo pensativa- y además, era la excusa perfecta para salir de mi casa y hacer una vida por mi cuenta.

-Lo entiendo -suspiré y volví a hacer otra pregunta- ¿ya te gustaban las chicas cuando te casaste?

-Siempre me han gustado las mujeres -soltó una risa y me sentí tonta por cuestionar algo así- pero no es fácil tener ese tipo de preferencias cuando creciste en una familia religiosa, es un pecado cariño -volvió a reír y estuvo en silencio unos segundos antes de seguir hablando- creo que también fue otra de las razones por las que acepte casarme, este chico era muy lindo conmigo y prácticamente fue mi primer amor. Además, a sus 18 años ya tenía un empleo estable, me hablaba de sus planes a futuro y sentí bonito que me incluyera en ellos, así que no lo pensé tanto y me casé.

-¿Y tus papás lo aceptaron así como si nada? -la interrumpí, era una duda que me rondaba por la cabeza, ¿cómo unos padres dejan que su hija de 16 años se case con un chico mayor que ella? Al menos que... antes de dejarla responder, volví a preguntar, pero esta vez de una manera más enérgica- ¡¿estabas embarazada?!

Silencio. Era todo lo que se escuchaba en la otra línea, me empecé a poner nerviosa porque quizás había preguntado algo demasiado personal o que me llevaría a descubrir otro secreto de Daniela, el cual me asustaba aún más.

-Está bien, seré sincera contigo -suspiró pesadamente- la verdad es que tengo un hijo de 5 años, solo que no vive conmigo, si no con mi ex esposo, pero tenía miedo de decírtelo, porque no sabía cómo lo ibas a tomar.

Definitivamente, eso si no lo vi venir. ¡Un hijo de 5 años! ¿Cómo es posible que me haya ocultado algo así? Bueno, ya me había ocultado una novia y un ex esposo, en este punto, ya no debería haber algo que sorprendiera viniendo de Daniela, pero aún así, lograba hacerlo con cada nueva confesión. No se por cuánto tiempo me quede en silencio, intentando procesar esta nueva información y pensando qué es lo que debía responder en una situación así, pero antes de que terminara de ordenar mis ideas y lograra emitir alguna palabra, escuché la risa de Daniela en todo su esplendor.

-¡Dios mío, ya respira! No tengo un hijo con mi ex esposo ni con nadie, solo estaba bromeando contigo -siguió riendo mientras yo soltaba todo el aire que había estado reteniendo sin darme cuenta, efectivamente ya estaba respirando otra vez.

-¡Eres una estúpida! -dije en un intento de sonar molesta, pero por dentro también quería reírme por lo ingenua que fui al creerle que tenía un hijo, pero no podía culparme por eso, de Daniela ya podía esperar lo que fuera.

-No cariño, yo soy la idiota, tu eres la estúpida, no lo olvides -respondió lo más tranquila posible mientras trataba de controlar su risa.

-Si, efectivamente soy una estúpida por haberte creído que tenías un hijo -solté mientras trataba de mantener mi papel de enojada.

-¡Ya mi amor, solo fue una broma! -por más que lo intentaba, no podía dejar de reír, hasta que aclaró su garganta y dijo en tonó seductor- aunque pensándolo bien, habrías sido una madrastra muy sexy.

Mi desastre favorito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora