Capítulo 12. Luna roja.

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¿Alguna vez te habías preguntado sobre tu destino?
¿Qué pasaría si tomaste un camino equivocado y resulta ser el correcto?
¿Qué pasa si es lo contrario? ¿Qué pasa si sientes que haces lo que te parece correcto para ti pero no lo es para alguien más?
Cada paso que Raven avanzaba persiguiendo a la rubia, la alejaba más del camino que había elegido y la guiaba a su destino.
Por un momento pensó que hacía lo correcto, interponerse entre la venganza de su madre y salvar a la humanidad. Entonces se percató de una cosa, sus pasos se hacían más pesados, su respiración se comenzaba a cortar, sus pulmones suplicaban por un momento para recobrar el aire.
Estaba dando lo último de sí. Pero lo peor de todo, es que dejaba de escuchar los gritos de Damian.
Tienes que hacerlo
Escuchó esa voz en su cabeza, esa misma voz que había oído cuando Talia asesinaba a Damian.
Toma el poder de Trigon y mátala. Haz que sufra por lo que le hizo a Selina.
Terra lanzó un golpe más hacia Raven, está última lo esquivó con dificultad, cayó al suelo, dejando que su magia la protegiera del siguiente ataque.
—Eres muy inferior a mi, hija de Trigon—se burlo la rubia dando una voltereta más y golpeando el escudo de magia de Raven.
No puedes ganarle y lo sabes.
Raven volvió a dudar de aquella voz, no quería que Damian la viera de esa forma. No quería perder el control.
Eres la hija del poderoso Trigon, demuestra quién eres. Salva a este pueblo, salva a tu familia. Salva a Damian.
Raven cayó al suelo, dejó que su rostro tocará el fango dónde Terra la había acorralado. Estaba agotada, su magia y energía se estaban consumiendo.
Observó entonces a los Gordon, a los cazadores haciéndole frente a sus hermanas.
Todos están agotados, no podrán continuar más.
Observó entonces como Damian luchaba desesperado por abrirse paso y llegar a ella.
Morirá.
—Damian—susurro ella, entonces Terra se acercó a ella, la tomó de los cabellos para que pudiera verla.
—Tambien me gusta el hijo de Talia—sonrió la rubia mientras la arrojaba al centro de la plaza, lejos de la iglesia.
—Lo haré mío, una vez mi señor me de la fuerza que necesito—sonrió.
Arella bajo entonces del cielo y lanzó unas luces rojas al mismo, de esta forma, Talia podría reunirse con ellas.
Harley invocó unas cuantas bestias para que se encargarán de los Gordon y los cazadores.
Todo estaba por terminar, Arella y Terra trazaron un pentagrama en el suelo, Raven se mantenía boca arriba, observando la luna.
¿Se estaba rindiendo? ¿Por qué debía pelear contra su destino?
—¡Raven!—la voz de Damian la hizo suspirar. Recordó el momento más feliz de su vida. El que Selina lo hubiera unido a él, por la eternidad.
—Damian—volvió a susurrar buscando los ojos verdes del jóven cazador,  entre las bestias infernales que le impedían el paso.
Morirá.
Raven extendió su mano, cómo intentando alcanzarlo, pudo observar como Eve y Harley  tomaban sus respectivos sitios.
—¿Prometes que no le sucederá nada?—se atrevió a preguntar a la voz en su cabeza.
Lo protegeré, si me das la oportunidad. Sólo tienes que repetir el conjuro, una vez más.
Raven no aparto la vista de la batalla, de Damian, todo esto, lo estaba haciendo por él.
Almas  infernales
Acudan a mí
Magia oscura yo te empiezo a convocar
Acudan a mí
Espiritus ancestrales
Acudan a mí
Acudan a mi llamado, acudan a mí rezo.
Despierten en mí, aquella sangre que reniego y denme su fuerza.
Denme su poder
Trigon mi dueño, yo te acepto y te convocó
Acude a mí.
Raven cerró los ojos y por un momento pudo verse a sí misma, con dos pares de ojos y piel roja. Su cabello se volvió negro y sonrió, mientras la figura observaba sonriente.
Lo hiciste bien—susurró la criatura tomando la mano de Raven.
—Sólo haz lo que prometiste.

Las brujas no entendían lo que sucedía, el cuerpo de Raven comenzaba a levitar sobre el suelo, su piel se tornaba roja y sus cabellos negros como los de Arella.
La reina simplemente sonrió.
—¿Esto es parte del plan?—cuestiono Harley mientras veía como el pentagrama comenzaba a rodearse de fuego.
—Así es—Mintió Arella—sólo hace falta esperar a Talia, para que los planes de nuestro amo se lleven a cabo. Tal como lo predijo.
Eve y Harley intercambiaron miradas, algo no estaba bien. Terra entro al círculo, tomando el lugar de Selina.
—Tengo preparado todo, mi reina—dijo Terra, refiriéndose a una segunda escolta, en caso de que los cazadores pasarán a las bestias.

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