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Emilio de repente no podía racionalizar su comportamiento pensando que todas esas horas que pasaba trabajando eran por él. Porque al final, no le había dado lo que más necesitaba: su tiempo.

Había echado de menos su presencia, la conexión que habían compartido al principio, pero que habían ido perdiendo poco a poco.

¿Cómo podía haberse equivocado tanto sobre lo que Joaquín necesitaba?

Él había querido que fueran felices, pero no lo eran. Al menos, él no lo era.

De repente su plan de venganza ya no le parecía tan dulce.

Joaquín estaba al borde de la piscina, poniéndose bloqueador antes de lanzarse al agua de cabeza y Emilio recordó un tiempo en el que lo único que quería era convertirlo en su pareja con su mordida y tener hijos.

Lo había querido tanto...

«Y aún lo quiero».

Esa admisión fué cómo un puñetazo en el estómago. Nada importaba en ese momento, ni la humillación que sintió cuándo pidió que terminaran, ni la rabia y la frustración que había sufrido durante esos meses.

Su única certeza era que seguía queriéndolo y que si hubiera alguna posibilidad de reparar el daño, haría las cosas de otra manera.

No sabía si Joaquín estaba dispuesto, pero había una manera de averiguarlo.

Y ésta vez no lo hacía empujado por el deseo de vengarse, sino porque había tomado una decisión.

Era hora de recuperar a su omega.

Cuándo Joaquín sacó la cabeza del agua vió que Emilio se había lanzado después de él

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Cuándo Joaquín sacó la cabeza del agua vió que Emilio se había lanzado después de él.

Muy bien, hora de salir de la piscina, pensó, nadando hacía la escalerilla.

Sentado sobre un escalón lo observó, nadando a grandes brazadas, meticulosas y bien definidas. Era un buen nadador, al fin y al cabo Joaquín lo había ayudado con clases de natación privadas.

Pero nadaba hacía él y antes de que se diera cuenta, lo tomó por la cintura.

— ¡Emilio! — grito, agarrándose a su cuello para que no lo hundiera.

Claro que eso no debería haberlo preocupado porque Emilio no parecía interesado en hundirlo, sino en besarlo.

Al notar el primer roce de su lengua Joaquín enredó las piernas en la cintura de su ex alfa, sintiendo la fuerza de sus muslos. Tenía que devolverle el beso, incapaz de resistirse ante la química sexual y natural que había entre ellos. La caricia del agua era cautivadora... El único problema era que debía ser Joaquín quién lo sedujera y no al revés.

Pero nunca había disfrutado besándolo cómo lo hacía en aquel momento. Lo había echado tanto de menos.

Aunque odiaba admitirlo, estar con él era lo que más deseaba y lo necesitaba tanto cómo respirar.

Still Mine // Adaptación Emiliaco OmegaverseWhere stories live. Discover now