DESTINADOS

seveenten

Juntos salieron a las caballerizas, Draco agarro la mano de Harry cuando llegaron al establo había varios guardias y sin duda todos miraban con sorpresa al Omega, que no había mostrado su rostro por el palacio desde que llegó.

Draco saco dos caballos, dos pura sangre hermosos, dignos de admirar.

—Montate, yo guíare el camino — menciono Draco.

Harry iba a hacerlo inmediatamente cuando derrepente noto el frío colarse entre sus piernas, miro a su alrededor y con el rubor subiendo por su mejilla se dió cuenta que no podía hacerlo.

—¿Podrías ayudarme?— pregunto realmente avergonzado, él uno de los mejores jinetes teniendo que pedír ayuda.

Draco iba a hacerlo, quería ayudar a su omega, pero entonces vio a su alrededor y entendió el motivo por el cual pedía ayuda, había guardias mirando la escena y al subirse Harry no evitaría que el vestido se levantará.

—¡Guardias retirense!— ordenó, seguidamente los guardias salieron de las caballerizas—Ahora puedes subirte con total libertad.

Harry mostró una sonrisa amplia y sincera que Draco jamás creyó ver pero ahí estaba.

Con gran agilidad pronto estaba arriba del caballo, y ambos salieron del palacio para ir a su primera cita

Cabalgaron alrededor de media hora, Harry iba detrás de draco dejándolo guiar el camino, sentía el viento en su rostro como hacia un tiempo que no lo sentía, cerro los ojos cuando los abrió se encontró con Draco soltándose su largo cabello blanco, que se le movía con el viento, Harry pudo apreciarlo mejor y se encontró mirándolo muy detenidamente.

Era apuesto, no podía negarlo, pese a su actitud tenía muy buen porte

Llegaron a un descampado junto a un río, con una cascada sin duda impresionante, draco se bajó de su caballo y luego de calmar al suyo, Harry hizo lo mismo, Draco le ofreció su mano y Harry la recibió quedando ambos con sus dedos entre cruzados, podían sentir aquella cercanía de una forma muy íntima.

Caminaron un tiempo hasta perder de vista a los caballos, lo que hizo que Harry lo mirara alarmado

—los caballos, se los robaran si lo encuentran por ahí solos— le señalo a Draco.

—¿Crees que mi padre nos dejaría venir los dos solos? tenemos guardias siguiendonos desde que salimos del palacio, les ordene que se mantuvieran con los caballos y estuvieran pendiente a cualquier cosa a los alrededores— comento

—¿Cómo no me di cuenta que nos venían siguiendo?— pregunto desconcertado, Harry era un bueno para prevenir gente siguiéndolo, era una de las cosas que le atribua ser Omega, estar al pendiente cualquier peligro, pero desde hace un tiempo había dejado de estar al pendiente de todo.

—Venias concentrado en tu caballo— respondió de forma simple, intentando que le creyese.

Harry lo miro pero no pregunto nada más, aún no se encontraba convencido del todo, pero draco apretó su mano en señal que no era importante.

Como omegas sienten el riesgo para poder intentar evitarlo o enfrentarlo pero cuando están con sus alfas, con los cuales se sienten protegidos es fácil no estar en constante alerta y dejarse guiar por su alfa, aquello era el puro instinto de Omega de Harry.

Cuando quedaron cerca de la parte más calmada del río, draco saco las cosas lo cual consistía en una canasta de comida y un hermosa tela que puso en el suelo, ambos se sentaron, Harry solo miraba a draco ordenar la comida.

—¿Cuál es tu color favorito?— pregunto Draco

Harry empezó a reír sin dudarlo pero no de forma burlona, si no de gracia pura por lo raro de esa pregunta