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1991 

Primer año de Horacio

Ahí, en la fila mientras esperaba que le tocara su turno de pasar al Sombrero Seleccionador que le asignaría su casa. Horacio, como el intranquilo que era, seguía poniéndose de puntas para saber cuando seria su turno. Balanceándose de vez en cuando. 

—¿Quieres dejar de moverte? Me pones nervioso —le dijo el chico rubio de ojos azules y unos centímetros más bajo que él. Se volteo para mirarle. 

—Perdón. Es que ya quiero que sea mi turno. 

—Ya, pero, distraete, ya te tocara. ¿Has visto el techo? Es una pasada. 

Ambos chicos subieron la mirada. Horacio fue la primera vez que tomo real atención al techo y vio como el cielo nocturno se reflejaba dentro del Gran Comedor, haciéndote sentir como si estuvieras fuera. 

Se fijo en las velas flotantes y paso luego su mirada por las altas paredes. Todo era tan brillante y cálido. Fantasmas encima de las mesas y algunos cuadros en movimiento igual de emocionados que los de primer año. 

Después miro a los alumnos siendo separados por sus casas. Cada mesa con un color diferente de uniforme. Rojo, amarillo, azul y verde. 

Estaba en lo que desde muy chico le decían que se convertiría en su segunda casa. 

Siguió pasando su mirada por cada persona al alcance de su vista. Como alumnos nuevos, no era sorpresa que los demás se les quedaran viendo. Ponían real atención a ellos y cuchicheaban cosas, apostando entre quienes serian de cada casa. 

A excepción de una casa en concreto que parecía ser más tranquila que otras. Los Ravenclaw parecían guardarse su euforia del primer día y se reservaban a tan solo observar. 

Así como aquel niño de segundo año. Sus ojos grises se encontraron con los bicolores de Horacio. Este, le miro quizá más de lo que debería, observando su cabello plateado y fino bien peinado hacia atrás. Su piel blanca y su cabeza tan pequeña y delicada. 

Horacio entonces, quiso regalarle una sonrisa, más el chico frunció el ceño ante su mirada y se volteo desinteresado, haciendo enojar un poco al menor por su grosería. 

—¿En que casa te gustaría estar? 

—La verdad es que cualquiera me vale, aunque veo que los Ravenclaw son unos aburridos —resoplo, queriendo apartar el sentimiento incomodo que le había regalado el otro—. Pero creo que se me vería bien el rojo. ¿Tú? 

—Bueno, mi padre seguro quiere que sea Slytherin como él, pero yo prefiero ser Gryffindor como mi madre —dijo el rubio, mordiendo el interior de su mejilla absteniéndose de decir mas. Puso atención al frente, apuntando con su barbilla ligeramente hacia delante, avisándole a su nuevo amigo que era su turno. 

—Ojalá nos toque juntos —los ojos de Horacios se iluminaron, retomando nuevamente su emoción del principio. 

—Soy Horacio —se presento. 

—Y yo Gustabo, con b —dijo rápidamente antes de que el moreno se fuera.  


Get Used To Me » Volkacio AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora