14| Bienvenido a Corea.

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𝚅𝙸𝙽𝙲𝙴𝙽𝚉𝙾 𝟸: 𝙸𝚕 𝚖𝚊𝚕𝚎 𝚗𝚘𝚗 𝚛𝚒𝚙𝚘𝚜𝚊 𝚖𝚊𝚒.

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Cuando su auto llegó al estacionamiento de Geumga Plaza, Cha Young se quitó el cinturón y lo devolvió a su lugar correspondiente. En teoría ella debió haber manejado a casa, debió haberse ido a cambiar la curación en su brazo y metido bajó el agua tibia. Tanto tiempo lejos de su país natal en una ciudad extraña donde tuvo sexo con un desconocido era demasiado agotador.

Sin embargo, a mitad de camino se encontró dando la vuelta al carro para ir de regreso a Geumga-Dong y sacar las botellas de Makgeoli y Soju que guardaba en la oficina.

Eran las 7 de la noche. Probablemente ninguno de los inquilinos se había ido todavía o cerrado sus puestos. Entonces, armó un plan para ser sigilosa mientras se movía por los pasillos para tomar sus bebida e ir al techo a lo que sería una noche con el frío y el alcohol. Ese sonaba un gran plan.

Su mente todavía palpitaba desde que subió al avión. Estaba asustada por el ataque que presenció. Adolorida por ser arrastrada por un callejón y ver tanta sangre al mismo tiempo que se escuchaban disparos. Confundida y enojada de ver una vez más a Vincenzo y que este se disculpara. Pero sobre todo eso, Cha Young tenía miedo.

Jang Han Seok estaba vivo. Esa era una realidad aterradora. Porque para ella estuvo muerto, y de la nada regreso a la vida no solo para vengarse, sino para matarla. Se preguntó si había estado vigilandola los últimos 4 años o si se habían topado por la calle accidentalmente o si la espiaba desde la ventana. Cualquier opción que fuese, la asusto por completo.

Miles de recuerdos cruzaron su mente: Babel. Su papá. Han Seo. La traición del fiscal Jung. Las víctimas. El fuego. El dolor. La rabia. El amor. La felicidad. La soledad. Un pinchazo en su piel que casi la mata y que dejó una cicatriz de herida de bala en su omóplato. Aquella despedida con Vincenzo.

Se sintió mareada cuando todos esos momentos llegaron a su cabeza como brisa de verano: de golpe, sin avisar. Las cienes le palpitaron y Cha Young gimio en voz baja por el dolor.

Carajo... —murmuró. Acto seguido abrió la puerta de su auto y salió al pasillo donde podría llegar más rápido a Jipuragi.

El dolor en su cabeza se hizo intenso mientras las luces del pasillo la cegaban. Pero como pudo, llegó a la oficina y antes de que alguien la viera entro para encerrarse. Cerró la puerta con llave e inmediatamente deslizó su cuerpo por la puerta en señal de cansancio, como si alguien la hubiera estado persiguiendo y finalmente hubiera llegado a salvó a casa.

𝚅𝙸𝙽𝙲𝙴𝙽𝚉𝙾 𝟸 || "𝓘𝓵 𝓶𝓪𝓵𝓮 𝓷𝓸𝓷 𝓻𝓲𝓹𝓸𝓼𝓪 𝓶𝓪𝓲" Version 2.Where stories live. Discover now