▪︎▪︎▪︎▪︎ "𝕀𝕝 𝕞𝕒𝕝𝕖 𝕟𝕠𝕟 𝕣𝕚𝕡𝕠𝕤𝕒 𝕞𝕒𝕚"▪︎▪︎▪︎▪︎
La partida de Vincenzo Cassano dejo un vacío en el corazón de los habitantes de Geumga Plaza. Pero el se aseguro de que nada ni nadie pudiera hacerles daño mientras el no estuviera cerca...
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Era de noche, hacía más frío de lo habitual cuando Kang Cheol entró agotado a su departamento. Sin embargo, al llegar a su casa no encontró la calma que había estado esperando, parecía más aterrado de estar en casa de lo que debería.
La causa era simple, se vio obligado a quedarse totalmente congelado y perplejo ante la figura que yacía sentada en el sofá, con su característico cabello naranja despeinado y su paraguas afilado. Desde donde él podía ver en la oscuridad había manchas oscuras adornando el objeto puntiagudo. Pudo adivinar que eso que veía era sangré. Tragó saliva, pero se vio obligado a si mismo a no inmutarse ante lo que sus ojos veían. No debía estar intimidado ante la presencia de su hermano asesino.
Así que se relajo, después de segundos analizando que iba a hacer a continuación, dejó su maletín en el bar de su departamento y camino serenamente para tomar otro trago. Le había dicho a Mi-Ri que quería estar solo en casa y dormir, pero dadas las circunstancias un buen trago es lo que necesitaba.
— Llegas tarde a tu casa. Las calles de Seúl son peligrosas para una celebridad cómo tú, ¿No lo crees hermanito? —dijó la voz sentada en el sofá, Kang Cheol no se giró para mirarlo aún, se sirvió un vaso de whisky y bebió la mitad de su contenido de un sorbo, el ardor de la bebida se sintió reconfortante.
— En los últimos días si, han sido bastante... Peligrosas —articuló la última palabra mirando finalmente a su hermano— pero eso ya lo sabías tú, no... ¿Young Soo?
El mercenario soltó una suave risa y dejó su paraguas en el sofá para levantarse y mirar todo el lugar.
— Definitivamente, has estado viviendo una vida de lujos Lee Cheol... O... —se mordió la lengua y chasqueo los dedos— es verdad, que cambiaste tu apellido, ¿Ahora usas el de nuestra difunta madre?
— ¿A qué has venido? —gruñó Kang Cheol ante la mención de la mujer que le dió vida.
— No nos hemos visto en más de 10 años. ¿No puedo venir a saludar a mi hermanito?
— Ja —bufó con burla— debo suponer que tú visita repentina no tiene nada que ver con todo el caos que has estado causando, ¿Crees que soy idiota?
— Eres el dueño de una empresa de hoteles y restaurantes bastante prestigiosa, diriges una cadena televisiva que ayuda a resolver crimenes, financias ese buffet de abihados de pacotilla en Geumga Plaza —miró seriamente a su hermano— eres todo... menos un idiota.
