Capítulo 1

11 1 0
                                    

Milane

Respira.

Respira.

Respira.

Me repito continuamente mientras veo las calles familiares pasar por la ventana. No tengo porqué estar nerviosa, pero no puedo evitar sentirme ansiosa.

Suspiro nuevamente mientras el taxista del aeropuerto mira de manera asombrada las casas que nos rodean, probablemente "mansiones" sería una descripción más acertada. No puedo evitar pensar que tal vez hubiera sido una mejor idea haberle marcado a Elaine para decirle que había adelantado mi vuelo de regreso. Pero también sabía que de haberlo hecho, no hubiera pasado ni un minuto para que los Sinclair se enteraran y lo siguiente que sabría es que Matt o Vivian me esperaban frente a las puertas del aeropuerto para recibirme.

No tenía la fuerza de carácter suficiente para enfrentarme a ese escenario, pasar por una bienvenida para luego finalmente decirle a Matthew que el tiempo que nos habíamos tomado en nuestra relación... sería permanente. Casi tres años de noviazgo tirados a la basura o planteado de otra manera, ¿me había tardado tres años en reunir el valor suficiente para terminar algo que nunca debió haber comenzado?

¿Había siempre sido así? Muchas veces intenté convencerme que Matt era la mejor opción, que era lo que necesitaba para sentirme completa. Nuestra relación, aunque nunca fue forzada o impuesta, era algo que se había pactado en silencio.

Todos esperaban que termináramos juntos, probablemente con tres hijos, una gran casa y siendo felices por siempre. Eso sin contar lo maravilladas que estarían nuestras familias por la formación del imperio Sinclair Hastings. Sin embargo, siempre supe muy dentro de mí que no funcionaría.

Matt y yo éramos... distintos. Sí, habíamos sido mejores amigos desde pequeños y lo considero mi alma gemela, pero él no me quería. Al menos no a la verdadera Milane.

Decía amarme pero, ¿cómo puedes amar a alguien que no conoces? Por más tiempo que hubiéramos estado juntos, él no sabía verdaderamente lo que pasaba por mi mente y lo harta que estaba de fingir ser esa persona que tanto quieren todos que sea.

La preciada Milane Hastings, la chica con sonrisa hermosa y perfecta.

La elegante mujer, hija única y heredera universal de Hastings.

Esa imagen que había construido a lo largo de los años con una actuación estelar digna de un Óscar, era una farsa. Lamentablemente para mi, una que no podía seguir manteniendo.

Por eso me recuerdo que no avisarle a mi tía, es la mejor opción. Prefería sufrir el enojo de Elaine por un par de horas con tal de tener unos cuantos días en paz antes de que todo se fuera al carajo.

Bueno, que yo lo mandara al carajo.

Suspiro nuevamente mirando por la ventana y sé que el taxista debe de estar harto de mis quejidos. Nuevamente sentía ese molesto dolor de cabeza, unas punzadas dolorosas en la frente que eran producto de todas mis mortificaciones y que esperaba desaparecieran tan pronto como me deshiciera del estrés. Había sido también por eso que había adelantado mi regreso de Italia dos semanas antes de lo planeado.

No moría por regresar a Lake Falls, al menos no cuando podía estar en otro continente siendo yo misma. En Italia no era la famosa (y trágica) Mila Hastings, simplemente era otra estudiante de intercambio que iba más a turistear que a estudiar. Allá nadie me dirigía dobles miradas, nadie esperaba ver esa chica "perfecta" y no tenía que pensar meticulosamente todo lo que hacía.

Pero más importante que nada, no estaba mi más grande tormento; los Sinclair. ¿Irónico no? Aquella familia, que me había recibido con los brazos abiertos después de haber sufrido la peor tragedia de mi vida, se había convertido en una de las razones por las cuales quería huir sin mirar atrás de Lake Falls.

Oscura AdoraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora