Capítulo 1: Una notte pazzesca.

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CASSIE

Las manos de Eda se sentían frías sobre mi espalda y sus uñas estaban clavándose en ella.

La miré a través del espejo con reproche haciendo mi mejor esfuerzo para no morir asfixiada. El intento de subir la cremallera de mi vestido resultó ser más difícil de lo que esperábamos.

–Me estas asfixiando, loca. –espeté masajeando mi cintura.

–Un poco más y estará –insistió –. ¡Inspira!

–Eda, no va a...

–Shh –apretó con más fuerza el vestido privándome de todo el oxígeno.

Después de varios intentos logró subir la maldita cremallera. Sonrió complacida por su gran trabajo. Giré mi rostro hacia ella acariciando mi abdomen por el leve apretón que el vestido estaba ejerciendo.

–Alguno de estos días me matarás. Recuérdame ¿Cómo llegaste a ser mi amiga? –espeté colocándome los pendientes que mi padre me regaló tiempo atrás.

Tosió con dramatismo y me miró a través del espejo.

-Soy encantadora, atenta e irresistible, cariño– se halagó a sí misma sintiéndose importante –Además, para la belleza hay que hacer sacrificios.

–Psicópata. Me estoy asfixiando por culpa tuya, señora perfecta.

– ¿Culpa mía? Ajá, yo soy la que no se puso a dieta.

Terminé de ponerme otra capa de máscara.

–El vestido se tiene que adaptarse a mí, no yo a él –sentencié mirándola de frente.

–Sí, sí, lo que digas. Mírame a mí –, se señaló con ambas manos – la jodida tanga atravesó mis nalgas viajando hasta Cancún, pero me veo impecable.

Negué entre risas.

–Eres imposible.

–Dime algo que no sepa –se echó la cabellera clara sobre su hombro dándose importancia.

–¡Hoy nos divertiremos tanto que olvidarás el día de ayer! –gritó abrazándome por los hombros claramente emocionada.

–¡Hey! Apártate loca, ya me estoy asfixiando lo suficiente.

Se separó sonriendo con inocencia.

En serio, no sé quién está más loca, ella por proponerme ir de fiesta un lunes o yo por aceptar.

¥

Después de quince minutos de camino en coche llegamos a la dirección acordada.

Es un bar como cualquiera. Estaba en penumbra y no se podía pasar por alto la música que se escuchaba desde su interior. Había algunas personas a las afueras de él.

Llegamos hasta la puerta donde permanecía un guardia con semblante indiferente. Antes de que hablara me bajé las oscuras gafas y le dediqué una mirada. Cerró su boca al reconocerme, no es la primera vez que asisto a una fiesta en este lugar.

–Señorita O'Brien –Dijo en modo de reconocimiento.

Asentí en modo de saludo. Se hizo a un lado permitiéndonos el paso.

Si a fuera la música era ensordecedora adentro era aún peor. No podía escuchar lo que sea que Eda me estaba comunicando. Solo logré identificar a través de sus labios un sígueme.

Me tomó del brazo caminando hacia la zona VIP donde a lo lejos vimos a nuestros amigos riéndose a carcajadas de lo que sea que estaba contando Mike.

Esbocé mi mejor sonrisa al reparar que habían asistido todos.

ATADOS ©Where stories live. Discover now