5. Viaje a Segovia 2/2

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Mari

Llegamos a la Plaza Mayor y vimos la iglesia. Un edificio muy grande. Caminamos por una de las calles cercanas y vimos un bar, y de pronto nos entró apetito, así que decidimos parar ya que eran pasadas las dos del mediodía, para reponer fuerzas. Pedimos una ensalada y un plato diferente cada una, que nos recomendó el camarero, para así probar de todo un poco. Y eso hicimos. La verdad es que estaba todo buenísimo y quedamos llenísimas y satisfechas. Y salimos del bar.

-Ahora chicas para bajar la comida, vamos a ir a un sitio en el que nos sentiremos como princesas- les dije- vamos a ir a El Alcázar. Me ha dicho que es como un castillo precioso- le di la mano a Miri y nos dirigimos hacia él.

Al llegar apreté la mano de Miri muy fuerte y es que no me lo podía creer, era un lugar mágico.

Miri

Mari me apretó la mano super fuerte al llegar a El Alcázar, estaba encantada e ilusionada con el lugar. La verdad que era precioso. Y además se podía visitar.

-¿Quieres entrar?- le dije.

-Sí, si, por favor.

-Chicas vamos a entras, ¿Os apuntáis?- le dije a Miriam y Mimi, que también estaban embelesadas mirando el lugar.

-Claro que sí.

Entramos y disfruta de todas sus salas, era todo de tanta realeza de la época antigua, una maravilla. También subimos a la torre, desde donde se veía la ciudad. Salimos y le dije a Mari que quería hacerle una foto, para mandársela a la peque, que seguro le encantaría ver este castillo de cuentos de hadas. Ella poso encantada. Y después le pidió a Mimi que nos hiciera también una foto juntas. Me agarro del cuello y la espalda y me echo hacia atrás para darme un beso a lo pasional, y que quedara reflejado al lado de esa preciosa construcción. Las chicas también se hicieron fotos. Y a unos turistas que estaban por allí también le pedimos que nos hicieran una foto a las 4 para tenerla de recuerdo todas juntas.

Después caminamos unos 10 minutos, y llegamos al mirador de la pradera donde se veía el Alcázar genial y nos sentamos un poco en el césped a descansar. Ya íbamos notando el cansancio. Mari se tumbó, y Mimi al verla en esa posición se acoplo a ella colocando su cabeza en la barriga de Mari, yo que estaba sentada a su lado, tiro de mí, he hizo que apoyase mi cabeza en su hombro y ella me envolvió con el brazo y yo la abrace por debajo de pecho. Y Miriam se colocó en la barriga de Mimi.

-¡Dios! Esto sí que es vida- soltó Miriam a gustísimo. Realmente todas estábamos muy a gusto. No necesitamos ni hablar. Mimi acariciaba la cara de Miriam, mientras esta cerraba los ojos. Mari nos acariciaba con una mano a cada una el pelo, a Mimi y a mí, Mimi miraba al cielo embelesada, al igual que lo hacía Mari y yo las observaba a todas bastante relajadas.

Un tiempo después, no sé exactamente cuánto, Mari comenzó a llamarme, pero yo estaba tan a gusto apoyada en ella y con mi cabeza metida en su cuello que no tenía ganas ni de moverme.

-Miri, cariño, que está atardeciendo, espabílate un poco, que te has quedado dormida.

-Jolines! 5 minutos más que estoy muy relajada.

-Vengaaaa, que Miriam y Mimi ya están levantadas y quiero volver a subir arriba, para ver como se ve el atardecer desde allí, que no me lo quiero perder.

-¡Oju!, está bien- se levantó y me dio la mano. La agarre de la cintura y nos fuimos caminando juntas, hacia arriba. Allí estaban las chicas ya esperándonos.

-¿Qué tal dormilona?- le dijo Miriam.

-Genial, algo adormilada todavía, pero aun así, te tengo que decir que controles a tu chica.

Una fan con mucha suerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora