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—Todo bien.—preguntó Taehyung preocupado.

—Sí... Tal vez estoy quedando loco por todo lo que está pasando.—respondió Jimin suspirando.

—Deberías hacerle caso a Jihu, ve a casa y descansa mientras tanto, en cuanto las cenizas de Diesel estén listas te llamaremos para hacerte entrega de ellas.—Taehyung se acercó un poco a Jimin y dio una pequeña palmadita en su hombro cómo señal de consolación.

—Claro, creo que me hace falta descansar un poco.—Jimin apartó la mano de Taehyung y dio vuelta para dirigirse a la salida. Sacó las llaves de su Volkswagen golf color verde para emprender su viaje de regreso a casa... Solo... Y aunque dolía en lo más profundo de su corazón, tenía que resignarse.
Mientras manejaba, en la radio sobaba Like you do y aunque la letra no tenía nada que ver con lo que estaba sucediendo, la música sonaba deprimente y eso hacía que Jimin se sintiera peor. Sólo veía a través de la ventana los grises paisajes, no podía verlos de otra manera, aunque fueran muy hermosos; él los veía tal día grisáceo.
El camino de regreso se le hizo eterno, cuándo por fin llegó a su hogar, lo único que hizo fue quitarse sus zapatos y correr directo a su habitación para llorar en su cama.

—Jamás podré asimilar que ya no estás conmigo.—dijo entre sollozos mientras veía la pequeña cama de su compañero, todos sus juguetes y aquella foto que tenía con él cuándo recién lo encontró.

—No llevo mucho tiempo sin ti y me haces tanta falta.—Jimin giró en la cama poniendo sus rodillas cerca de su barbilla mientras lloraba desconsoladamente. Hasta que su cansancio pudo más y quedó en un profundo sueño.

Algo lo perseguía.

Jimin abrió los ojos y se encontró aquel bosque que había visto antes. Completamente solo, sin nadie a su alrededor y una vez más, aquella luna roja.
Esta vez no estaba dispuesto a quedarse con la duda, así que miro a su alrededor e inspeccionó cada árbol que había, asegurándose de que nadie más se encontraba ahí. Empezó a caminar para adentrarse más en el lugar. Mientras más caminaba sus pasos se volvían más pesados y lentos cómo si algo estuviera atado a ellos.
Una sensación de cansancio se apoderaba de él pero la curiosidad de Jimin era mucho más fuerte.

Bien se dice que la curiosidad mató al gato.

Jimin siguió caminando hasta encontrar un pequeño pasaje rodeado de rosas rojas; rosas enormes y con abundantes espinas. Aunque su instinto le decía que no debía seguir, omitió totalmente las señales de alerta que emitía su cuerpo.

—Cálmate.—se dijo a si mismo mientras soltaba un profundo suspiro.
Siguió caminando sin mirar atrás, parecía que había algo al final del camino pero no lograba distinguir lo que era, no le encontraba forma si quiera. Pero cada paso que daba hacía que aquella cosa se fuera tornado más clara hasta que llegó a ella.

—¿Un estúpido pozo?.—reclamó Jimin.—Pensé que sería algo más interesante, ni siquiera sé si esto es real. —Jimin procedió a sentarse en el suelo, a lado de aquél pozo de rocas. Se quedó unos minutos en silencio y volvió a levantarse para ver que había dentro.
—No lo entiendo, está vacío. Bueno, la mayoría de veces los pozos no tienen agua dentro y sólo están como si fueran un adorno.—dio un último vistazo y al corroborar que no se encontraba nada dentro procedió a dar media vuelta para buscar el camino de regreso a dónde empezó.
Una brisa fría cruzó por el cabello plata de Jimin.

Y entonces Jimin cayó.

Cayó tan de repente que ni siquiera le dio tiempo de reaccionar, probablemente estaría cayendo muy rápido pero él sentía por alguna razón que caía lento. Tan lento que podía ver cada detalle a su al rededor mientras descendía probablemente a un lugar del que jamás podría salir.

Cerró los ojos por un momento y cuándo los volvió a abrir gritó.

—¡Ayuda por favor! ¡Si alguien me puede escuchar, pido por favor que no me deje morir!.—gritó con tal desesperación que casi se daña la garganta, el aire en sus pulmones se sentía pesado y su corazón comenzó a latir con más rapidez de la usual.

Tal vez habían pasado unos segundos, pero Jimin lo sintió como horas, cómo si el tiempo se hubiera detenido y al sentir que su cuerpo no paraba de caer. Se resignó.
Esperaba la muerte aunque sabía que probablemente todo era un sueño.

Pero una silueta vino hacia él.

Jimin enfocó su mirada a aquel ser que veía ante sus ojos, se veía oscuro, no podía ni ver si quiera su rostro, sólo una bella silueta y unas alas enormes que se extendían a los costados de este.

Y Jimin tomó su mano.

Y cuándo menos lo esperaba su mente despertó, cómo si al momento de tocar la mano de aquella criatura mítica su cerebro volviera a conectarse con su cuerpo. Rápidamente se levantó de su cama y tomo su celular para ver la hora.
3:33 a.m marcaba el reloj y lo único que hizo fue bloquearlo para sentarse y dirigirse a la ventana de su habitación. Recorrió las cortinas blanca perla y al frente suyo se encontraba una ciudad hermosa, iluminada por las luces de las casas que habitaban Los demás ciudadanos.
Miro al cielo para apreciar las nubes y las estrellas tan brillantes que parpadeaban al unísono, pero pronta fue su decepción al ver la enorme y magnífica luna nueva que alumbraba el cielo.

No era aquella luna roja, aquella luna de sangre.

Jimin cerró nuevamente sus cortinas y procedió a acostarse en su cama.

—Creo que sin ti me estoy volviendo loco, ¿Verdad Diesel?.—Jimin soltó una pequeña risa llena de melancolía y apagó la lámpara de noche que estaba en su buró, se cubrió con su cobija favorita y cerró los ojos para volver a conciliar el sueño.

Mañana será un nuevo día.





__________…

Listo, ya les traje el siguiente capítulo. Espero y lo estén disfrutando.

Me siento muy bien gracias a esto.
Adiós. ♥️

Aurora ✧; KookMinWhere stories live. Discover now