20 | Operación: El perro tras la cola del lobo

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—Dijiste que también tenías que decirme algo, no?

—Sí, pero... —. Su mirada automáticamente se dirigió a Remus, que dejaba que Gwyllion lo peinara con la cabeza recostada en su regazo, James siguió la mirada de Sirius, y se sintió confundido pues era extraño que Sirius quisiera decirle algo de lo que Remus no podía enterarse, ese par de contaba todo

—Oh... oh, ok, entiendo, será luego entonces

—¿Qué será luego? —. Dice Remus, hablando más bajo de lo habitual, medio dormido, medio despierto, ni siquiera tenía los ojos abiertos

—El, am... El entrenamiento, Sirius dice que tiene algo que hacer y no puede ir a entrenar —. Su ceño se frunce pero no dice nada, sólo deja que la menor siga manipulando su cabello a su gusto

—Rems, ¿usas algo en específico para el cabello? —. Pregunta ella, ignorando completamente lo que hacían los otros dos monigotes

—No, ¿por qué?

—Tienes el cabello muy suave —. Toma su varita y hace un movimiento de su muñeca, enseguida la pequeña trenza que ahora Remus portaba detrás de su oreja se ató de un extremo .— Claro que no como Sirius o Lucius, esos dos dan su vida por tener el cabello sedoso

James y Sirius se miraron el uno al otro

—Bueno, yo me iré a comer algo

—Sí, yo tengo que... eh... rescatar a un hipogrifo..

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En el patio.

—Ahora sí, ¿me dirás qué ocurre! —. Llegó James gritando a viva voz, sin importar que los estudiantes que pasaban los escucharan, enseguida Sirius lo miró mal y lo arrastró a un lugar menos frecuentado

—Ok, ya que tú me confesaste lo que sientes por la rubia oxigenada, es justo que yo también te cuente algo... en realidad, fue Gwyllion quien me presionó a que te lo dijera

—¿Gwyllion? ¿En qué momento? ¿No estaba con nosotros en todo momento? —. Sirius lo interrumpe chitando y poniendo un dedo en los labios del de anteojos y en los suyos propios .— Ok, dime

—Es que, esto es... difícil, será algo... complicado de procesar, tal vez, entonces necesito por favor que NO alces la voz, alguien podría escucharnos

—Sí, ajá, discreción, continúa, ¿qué es lo que mi querido Padfoot me ha ocultado?

Sirius toma una bocanada de aire, mira alrededor, se inclina hacia James, y murmura

—La verdad es que... yo, yo no estoy... enamorado de ninguna chica, ni nada de eso —. Comienza, ya que meses atrás James lo había atosigado con preguntas del tipo "¿Te gusta alguien?" "¿Quién es?" "¿La conozco?", entonces le parecía algo importante aclarar eso primero, luego siguió .— de quien en realidad estoy... e -enamorado es de... ejemmoonyejem

—¿Quién?

Sirius volvió a reparar profundamente antes de volver a decir

—Cofcofremuscofcof

—Oh, por los calcetines de Dumbledore, Sirius, ¿puedes decirlo claramente?

¡Remus! —. Sin darse cuenta lo había dicho bastante alto, tanto como para que un alumno menor de Ravenclaw los mirara de reojo apartando la vista de el sapo que tenía en sus manos, Padfoot enrojeció hasta las orejas y fingió no haber dicho nada, silbando y mirando sus uñas

—¿Enserio?

Esperaba una reacción más... wow... del tipo "¡Oh Merlin, Godric, Salazar, Rowena, Helga, Dumbledore y los Beatles, Sirius! ¿Enserio!, ¿cómo no lo noté antes? es que es tan- wow", pero en cambio, James parecía muy tranquilo, casi como si la noticia no fuera una sorpresa, solamente había alzado un poco sus cejas y abierto un poco más sus ojos.

—Wow

—¿Qué, qué? —. Preguntó un ansioso Sirius, no sabía que haría si a su mejor amigo, qué amigo, si a su hermano, no le parecía bien eso

—Por favor, Sirius, no me subestimes, me dí cuenta de que besabas el suelo que Moony pisaba desde tercer año, era tan obvio —. Y vaya que si James lo decía era enserio, había sido, no sólo obvio, MUY obvio, demonios

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—Bien, bien... entonces, no has hablado con él desde que viste eso

El rubio negó

—Y no quieres hacerlo

Volvió a negar

—Entonces... ¿qué se supone que yo haga! No entiendo porque todos me piden ayuda para resolver sus líos amorosos pero ustedes mismos parecen no querer resolverlos, ¿qué quieren de mí! —. Se deslizó por la pared hasta caer al suelo, y ya ahí mismo se siguió deslizando hasta terminar acostada en el suelo alfombrado, Lucius suspiró y cuidadosamente se sentó en el suelo junto a ella, abierta de brazos y piernas, y sintió la mirada ambarina en su sien .— Lo siento, estoy encantada de ayudarles pero son tan difíciles...

—Tengo una idea de a quien te refieres —. Se agarró el pelo, los mechones que escapaban de la coleta y le formaban un fleco, después dejó caer su cabeza contra la pared provocándose un golpe más fuerte de lo que esperaba .— Au... bien, ¿tienes un plan, algo...?

—Mi única idea en este momento es que ustedes dos HABLEN —. Cuando exclamó esa última palabra más alta, levantó levemente los brazos, bufó soplando su flequillo que le picaba en los ojos

—¡Lo dices como si fuera tan sencillo ir, pararme frente a él y hablarle! —. Apenas terminó la oración se dió cuenta de lo que había dicho, y la menor pareció darse cuenta de que él se dió cuenta porque lo estaba mirando

—Sí es sencillo —. Se levantó del suelo con sorprendente rapidez y tomó las muñecas del rubio que sólo se dejó hacer, lo levantó del suelo y después de que le dió la vuelta lo comenzó a empujar por la espalda .— Debe estar en el patio, la cornisa de alguna ventana donde dé una buena iluminación, o en el campo de entrenamiento, ¡andando!

—¡Espera, Al- —. Siquiera lo había dejado terminar cuando cerró la puerta de su propia habitación en sus narices, suspiró y comenzó a bajar las escaleras

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"Tiinis qui dicirsili, Siriis", ¿por qué diablos le hago caso a mi hermana menor? —. Sirius caminaba en círculos bajo un árbol, pateando el pasto bajo sus pies y refunfuñando en murmullos, se agarró el cabello para apartarlo de su rostro por décima vez en los últimos 5 minutos, pero claro, agachaba la cabeza y volvía a cubrirle la cara, no le dió importancia y siguió caminando

—¿Vas a seguir quejandote o aceptarás la ayuda de tus adorables hermanos a los que tanto amas? —. Dijo Regulus, con un muy claro matiz burlón en sus palabras, soltando un suspiro agotado se sentó frente al árbol, y siseó de dolor cuando su espalda tocó el tronco, acarició su espada baja y palmeo el espacio a su lado para que su hermana se sentara junto a él

—¿Y a ti qué te pasa?

—Se cayó cuando perseguía a Severus por los pasillos —. Dijo Gwyllion, Sirius la miró alzando una ceja y también se sentó, pero estando frente a ellos, con las piernas cruzadas y los codos apoyados sobre sus rodillas
.— En fin, pasemos a otro tema

—Sí, basta de tanto parloteo

—Tienen un plan o algo así, pajarillos?

—Sí —. Respondió Gwyllion ignorando por completo la forma en que los llamó, compartió una sonrisa cómplice con Regulus y después dijo
.— Para nosotros es la operación..

—"El perro tras la cola del lobo"

The heart knows, the mind don'tWhere stories live. Discover now